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El aire frío de octubre mueve con ímpetu la hélice sobre el edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). A pesar de que la Marcha Universitaria por un Presupuesto Justo estaba convocada para las 18 horas, a las 18:15 apenas comienza a organizarse el contingente en la explanada principal del centro universitario.
“La educación es un derecho y por eso la defendemos”, se lee en la manta más grande, la que irá al frente del contingente de estudiantes de la UAQ, que protestan por el recorte de 37 mil millones de pesos que se plantea para el rubro de la educación pública en el presupuesto de egresos del 2017.
“UAQ Criminología presente”, “Educación sin privilegios”, “No sean gachos, sólo me falta un semestre”, dicen otras cartulinas escritas por los jóvenes; no falta el que, para la foto, pone el letrero al revés, provocando la risa entre sus compañeros.
Alejandra Sánchez, de la carrera de Antropología, integrante del comité organizador de la marcha, con un altavoz insiste a sus compañeros que la manifestación es organizada y con una logística definida; en seguida, pide que todos mantengan la calma y que si se detecta que hay alguien “alborotando” le pidan detenerse.
Después, pasa lista a las facultades para sentir la presencia de la comunidad universitaria. De la Escuela de Bachilleres no contesta nadie; tampoco nadie arma alboroto cuando nombra a las facultades de Bellas Artes, Contaduría, Informática, Medicina, ni a los campus Tolimán, Amazcala, Jalpan y San Juan del Río.
En cambio sí recibe nutrida respuesta cuando menciona a Enfermería, Lenguas y Letras, Psicología, Ciencias Naturales, Química, Ingeniería, Derecho y Ciencias Políticas.
Ya son las 18:30 horas y, justo cuando parece que va a dar inicio la caminata –pacífica más no silenciosa–, dos hombres con camisas grises, que se identifican como empleados de Análisis Político de la Secretaría de Gobierno estatal, se acercan a los estudiantes con los megáfonos y piden que no terminen la marcha en Plaza de Armas.
–Es que hay un evento cultural y está el altar de Muertos–, dice uno.
Sánchez les contesta que cuando notificaron a las autoridades que realizarían esta manifestación se les dijo que no habría ninguna actividad; los hombres insisten y les ofrecen como alternativa el Jardín Guerrero o el Jardín Corregidora. De pronto parece que habrá un connato de discusión, pero al final el comité decide que la manifestación se dirigirá al último punto.
A las 18:40 aproximadamente, el rector Gilberto Herrera despide a los estudiantes y les dice que está orgulloso de la convocatoria: se han reunido casi 3 mil asistentes,
“¡Ni un peso atrás!”, van gritando los manifestantes mientras caminan hacia la calle Hidalgo y luego hacia avenida Tecnológico. “¡No al recorte!”. Mientras caminan, se les unen los automovilistas con los claxons. “¡Se ve, se siente, la UAQ está presente!.
Al pasar frente al Tecnológico, claman: “¡Zorro, escucha, también ésta es tu lucha!”, sin respuesta.
La caminata, que toma casi dos horas, termina en el Jardín la Corregidora, con algunos inconformes que gritan: “¡Al palacio, al palacio!”. Los organizadores llaman a no enfrentarse “con la sociedad” y a “ser maduros”.
Al pasar la retaguardia del contingente por el Teatro de la República, la manifestación interrumpe una foto de graduación; de esas donde los jóvenes usan toga y birrete para festejar que terminaron la universidad. Pareciera casi una premonición, pues de darse el recorte, habrá menos celebraciones.