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El deseo de ayudar a la comunidad y la necesidad económica como un factor decisivo, llevaron a Reyna Sánchez Jiménez a enfilarse en la Policía Estatal (PoEs); a un año de cumplir el límite de edad, se inscribió en la corporación. Hace cinco meses recibió el rango de comandante y su meta es llegar a ser la primera directora de la PoEs.
Las voces populares —algunas, claro— sostienen que hay profesiones que son sólo para hombres, al menos por años así fuer. Ser policía parecía exclusivo de un género, por el riesgo y “rudeza” de la profesión, pero Reyna demostró que no es así.
Con dos hijos y la necesidad de tener los recursos suficientes para mantenerlos, vio en la convocatoria del año 2000 la oportunidad de transformar su vida y así fue.
Durante su preparación y como madre de familia, sus hijos estuvieron solos por algunos momentos; combinar la maternidad y la profesión, sin mayor apoyo, hizo difícil la transición.
“Fue algo difícil, porque mis hijos estaban pequeños y el tiempo que los dejaba solos, para yo cumplir mi sueño, que ahora es realidad, porque estoy en donde estoy”, dice.
Pero nunca fue factor para bajar los brazos o conformarse con lo que tenía, nunca se resignó a llevar una vida de salario mínimo y buscó la forma de desarrollarse en otros ámbitos.
Hoy, tiene a su cargo a 75 elementos, la mayoría de ellos varones, como comandante en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
“Anteriormente trabajé en fábricas como obrera y también me dediqué a hacer limpiezas. Soy la primera mujer en Policía Estatal en esta administración del gobernador Francisco Domínguez y del maestro Juan Marcos Granados Torres, han dado esta oportunidad de que las mujeres podemos crecer en todo momento”, menciona Reyna.
Con el rango llegan las responsabilidades, no sólo se trata de dar órdenes sino de guiar el actuar de sus elementos para garantizar un buen servicio a la ciudadanía.
“Llego, hago pase de lista de un grupo de 75 elementos que tengo a mi cargo, ordenar servicios, supervisar que hagan el trabajo bien, que den el mejor servicio a la ciudadanía, que el trabajo sean conforme a las normas y reglas de esta corporación”, indica.
Hace 16 años, reconoce, ser mujer en una profesión en donde predominaban los varones resultó difícil; sin embargo, el tiempo y la calidad de su trabajo ha resultado en el respeto de ella como policía, sin distingos de su género.
Hoy, tener mujeres policías no es raro; por el contrario, son cada vez más las que deciden integrarse a estas labores. Hay operativos en las que son necesarias al reconocer la sensibilidad y tacto que generan con los ciudadanos.
“Al inicio, cuando llegué hace 16 años, fue algo complicado, pero en la actualidad ha ido disminuyendo, con el nuevo gobierno se nos han dado las posibilidades para ejercer y subir en nuestro desempeño laboral. Ha disminuido. No voy a negar que todavía uno que otro se ha presentado, pero conforme ha pasado el tiempo lo han aceptado y ahora se está trabajando muy bien en equipo, la mayor parte de elementos que tengo a mi mando son hombres pero apoyan mucho, dialogamos mucho y lo han aceptado, de que una mujer puede avanzar”, comenta la mujer.
Hablar de su vida personal y familiar es más difícil, prefiere guardar detalles por privacidad y por entender que el suyo no es como cualquier otro trabajo, pues cada día es diferente y no saben qué casos les tocará enfrentar.
Sin embargo, cuenta que es una persona casada y con dos hijos que, aunque no estuvieron muy de acuerdo en que se preparara como policía, ahora son los más orgullosos de los logros de su mamá.
Y es que no sólo logró superar los obstáculos personales y las limitantes de voces que le decían que no le entrara la corporación, sino que logró dar una mejor calidad de vida a su familia, a la que por muchos años le tocó mantener sola, comenta.
De no haberse enlistado, seguramente mejorar su vida hubiera resultado más complicado, ya que económicamente —recuerda— la vida en la fábrica o en labores de limpieza implicaban largas jornadas con un sueldo muy bajo, condiciones que a la fecha no han cambiado para muchos hombres y mujeres que encuentran en esos lugares una fuente de ingresos, baja pero segura.
A la comandante Reyna Sánchez le gusta servir, no hay más satisfacción en su trabajo que saber que lo que hace es para ayudar a mejorar la seguridad de quienes viven en Querétaro.
Disfrutar de lo que hace es la clave, explica, para tener jornadas exitosas en donde nunca saben a qué se enfrentarán. “[Pude haber experiencias] complicadas y, a la vez siempre, al acudir a un llamado, uno nunca sabe con lo que te vas a encontrar”.
“[En los casos] ya llegando en el momento en donde está, es ahí donde sale la solución de cómo actuar, no sabe uno. Me pueden reportar que hay un accidente pero no sabemos cómo está el caso, lo primordial es llegar primero y atender”, agrega.
Llegar a comandante no es la meta final, es solo el paso que confirmó a Reyna que los sueños se cumplen si se persevera y se quitan “telarañas” de la cabeza. La culpa no es de los demás sino de uno mismo, asegura.
Cuando entendió esta reflexión, es que se animó para escalar en la corporación, demostrando que sus habilidades e inteligencia son determinantes para llegar a donde está.
La meta profesional es clara: “Quiero seguir avanzando, prepararme más día con día con más profesionalidad y llegar a donde me sea posible, mi intención es jubilarme aquí siendo la directora de Policía Estatal”.
“Agradecerle al gobernador Francisco Domínguez y al maestro Juan Marcos Granados por esta oportunidad que nos está dando a las mujeres y se está viendo la equidad” , menciona la mujer.
Desde donde está, envía un mensaje a todas las personas para que su historia sirva como ejemplo de que las limitantes son personales: “El cambio debe ser en uno mismo, sentirse y ser capaz de lo que uno proyecte, mientras uno tenga nubes en el cerebro le va a echar la culpa a la sociedad, cuando el que está mal es uno, porque uno es capaz de cambiar todo eso”.
Pero también hay un mensaje específicos para las mujeres, en donde es imposible pensar en un camino “libre” sin obstáculos y sin actos de discriminación.
Y es que según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México (Conapred) las féminas son uno de los grupos vulnerables, al estar expuestas a la violencia, menosprecio, incluso por condiciones desiguales en el ámbito laboral: menos sueldo por el mismo puesto.
“[A las mujeres] luchar día con día, no desanimarse, siempre van a encontrar trabas sí efectivamente pero hay que ser seguras de sí mismas y luchar cada una por sus sueños. Hoy mi familia se siente muy orgullosa de mía”.
Ahora la vida es diferente para Reyna Sánchez; todos los días llega a su puesto de trabajo con el ideal de ser cada vez mejor, de continuar con su preparación profesional y de alcanzar el nuevo sueño: ser Directora de PoEs y contar una historia nueva.