En el primer informe "Tabaco y su impacto ambiental", que tomó varios años de trabajo, también se revisaron las secuelas en la salud y las muertes que este hábito provoca.
Pesticidas y leña

"De principio a fin, el ciclo de vida del tabaco es un proceso enormemente contaminante y dañino", dijo en Ginebra el vicedirector de la OMS, Oleg Chestnov.

Por ejemplo, las plantaciones de tabaco necesitan más fertilizantes y pesticidas que otros tipos de cultivo. Además, han desaparecido bosques enteros no solo para cultivar tabaco, sino para recolectar leña con la que secar las hojas de la planta. Un proceso que consume unos 11,4 millones de toneladas métricas de madera cada año.

Esto ha llevado a que solo desde 1970 a la fecha se hayan perdido 1.500 hectáreas de bosques en el planeta, lo que ha elevado en 20% los gases de efecto invernadero.

A eso se suma que las fábricas de cigarrillos generan al año medio millón de toneladas de residuos contaminados con nicotina y otros químicos. Y su fabricación "gasta muchísima agua".

Anualmente se consumen más de seis billones de cigarrillos, que expulsan al aire entre tres y cinco millones de toneladas de gases de efecto invernadero, además de miles de toneladas de químicos cancerígenos.

Factores que se suman a la contaminación de las ciudades y que aumentan el riesgo de morir por enfermedades cardiovasculares y diabetes a los fumadores. "Esto se debe a que la combustión del cigarrillo y la contaminación comparten moléculas PM 2,5, las cuales pueden llegar directamente al torrente sanguíneo y provocar daños inflamatorios en la pared de las arterias", explica el doctor Pedro Peña, médico broncopulmonar de la Clínica Santa María.

Según el informe, pese a los esfuerzos internacionales por disminuir el consumo de tabaco, este aún provoca la muerte de 7 millones de personas al año y genera gastos por 1,4 billones de dólares anuales, por los costos en atención de salud, pérdida de productividad y degradación medioambiental.

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