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Un promedio de 800 migrantes solicitan de manera mensual ayuda de parte de la Iglesia Católica para continuar su trayecto, cifra que no se ha modificado pese a la pandemia o al cambio de gobierno en Estados Unidos, reveló Martín Lara Becerril, vicario general de la Diócesis de Querétaro.
“La solicitud no ha parado; existen días en el que la Casa del Migrante tiene una alta ocupación, otros en los cuales registra una cifra baja; la única constante es que los verdaderos migrantes siempre buscan que el tiempo de estancia sea corto, para continuar con su meta de llegar a Estados Unidos”, detalló el religioso.
Según los datos de la iglesia queretana, en ningún momento de la pandemia se ha tenido una disminución en la cifra de personas migrantes que atraviesan por territorio estatal, aunque tampoco se registró un repunte en el número de viajeros.
“La migración, pese a la pandemia, no ha parado. Nosotros tenemos aquí en Querétaro solamente una Casa del Migrante y la migración no ha parado”, remarcó Lara Becerril.
Pese a que existen días en los que crece de manera importante la demanda de ayuda y alojamiento, algo que caracteriza a los migrantes es que siempre intentan continuar su camino lo antes posible; por lo regular ninguno se queda en la Casa del Migrante más de tres días, explicó el vicario queretano.
“Un verdadero migrante va de paso, un verdadero migrante solicita espacio de, digamos, tres días y después continúa su camino; así ha sido la dinámica que hemos tenido y que nosotros hemos observado aquí en Querétaro”, remarcó Lara Becerril.
El país de origen de los migrantes que solicitan ayuda de la Diócesis de Querétaro es variado, aunque la mayor cantidad de personas proviene de países como El Salvador, Honduras y Guatemala.
“Sin excluir a algún otro, básicamente son centroamericanos los migrantes que pasan aquí, por Querétaro, los que solicitan ayuda; claro que evidentemente, ocasionalmente, de algún otro país, pero básicamente son estos”, acotó Lara Becerril.
Más de 16 años de ayuda a la comunidad de migrantes
La Casa del Migrante Toribio Romo, perteneciente a la Diócesis, se encuentra en la Parroquia de San Pedro Apóstol, ubicada en la colonia San Pedrito Peñuelas.
En uno de sus reportajes del 2018, El Universal Querétaro informó que el espacio para atender a los migrantes comenzó a operar formalmente en el 2012, ante el interés de la Diócesis de Querétaro por ayudar a que los migrantes recibieran trato digno y atención humanitaria.
En ese reportaje se supo que las actividades a favor de ese sector datan de mucho antes de la inauguración de la Casa, pues incluso en el 2005 ya se les recibía directamente en la parroquia, tratando de darles un refugio para dormir en los salones, apoyándolos con comida, incluso se les buscaba la forma de facilitarles un espacio y un tambo de agua para que lograran asearse, como en ese momento informó Fray Aristeo Olvera, encargado del espacio.
Por instrucciones del entonces obispo Faustino Armendáriz Jiménez, hoy arzobispo de Durango, se construyó la Casa del Migrante, espacio que se ha fortalecido dentro de la labor que encabeza Fidencio López Plaza, décimo obispo de Querétaro.