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Para el 2050 se espera que la población de los adultos mayores llegue a niveles del 16.2% de los habitantes de la entidad, por lo que autoridades sugieren que se de inicio con la revisión de políticas públicas que beneficien a este sector de la población para poder definir si se ajustan o se cambian.
En el foro “Envejecimiento Demográfico: Hacia Nuevas Políticas Públicas”, organizado por Consejo Estatal de Población de Querétaro (COESPO) se dijo que se pretende mejorar la cultura demográfica del estado mediante espacios que permitan un intercambio informativo que den pie a la generación y reestructuración de políticas públicas que velen por el 6.1% de la población actual de Querétaro representada por adultos mayores (65 años y más).
El foro, que tomó lugar en el Poder Legislativo de Querétaro, fue encabezado por el secretario Técnico de COESPO, Juan Carlos Oceguera Mendoza, quien precisó la importancia de tomar en cuenta la estadística demográfica que dicta las tendencias poblacionales de cualquier entidad e incluso del país.
“A veces, cuando hablamos de cifras, es difícil concientizar a la población por la complejidad que implica reducir la realidad a números fríos; sin embargo, analizar el fenómeno del envejecimiento nos permite percatarnos que la estructura demográfica está cambiando paulatinamente y, con ella, las necesidades de la población, de una población específica con necesidades concretas”, expresó Oceguera Mendoza.
Rodrigo Guerra López, investigador y fundador del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), habló sobre la cultura del descarte en el envejecimiento: “Hablar del adulto mayor no es hablar de mi abuelito, es hablar de nosotros y del futuro inmediato, de cómo vamos a ser atendidos (…), o cuando ya no estemos insertos en la población productiva”.
Finalmente, María de la Cruz Muradás Troitiño, directora general de Estudios Sociodemográficos y Prospectiva del Consejo Nacional de Población (CONAPO), hizo hincapié en la feminización de la vejez, ya que la esperanza de vida de las mujeres es mayor a la de los hombres. Por ejemplo, se estima que para el 2050 la esperanza de vida de las mujeres sea de 85 años y la de los hombres será de 81 años.