El municipio de Querétaro ocupa el octavo lugar nacional en el Índice de Movilidad Urbana 2018 que elabora el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Contrario a las mejores prácticas internacionales, la gran mayoría de las autoridades locales de México han privilegiado el uso del automóvil particular. Como resultado de esta política y de acuerdo con estimaciones del IMCO, entre 1990 y 2015 el parque vehicular a nivel nacional aumentó a una tasa promedio anual de 5.3%; mientras que la población lo hizo a un ritmo de 1.5%.

Asimismo, estas políticas han llevado a un crecimiento desordenado de las ciudades, al uso ineficiente de recursos públicos en la construcción de infraestructura, a problemas de congestionamiento y a pérdidas sociales en la relación tiempo/calidad de las personas por los prolongados periodos de desplazamiento.

Estos y otros retos se observan en el Índice de Movilidad Urbana (IMU), estudio que se construyó a partir de la medición y comparación de las condiciones de movilidad de las 20 ciudades mexicanas más importantes, así como de su capacidad para ofrecer alternativas de transporte atractivo, deseable y alcanzable para toda su población. Se busca medir qué tan competitiva es, el principal eje rector es la distancia que un peatón o ciclista recorre en 30 minutos, considerando la calidad y los servicios ofrecidos en una zona con alta actividad económica.

De las ciudades evaluadas, el Valle de México, Saltillo y Guadalajara cuentan con un nivel de competitividad adecuado. Las urbes con mayores alternativas de movilidad tienen mejor desempeño en la producción y el bienestar social, además de observar en ellas salarios altos y tasas de crecimiento 2.3 veces más rápidas.

Mientras Villahermosa y Acapulco presentan competitividad baja. La movilidad ineficiente tiene implicaciones en otros rubros delicados de atención a la comunidad. Por ejemplo, en estas ciudades la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes es casi cuatro veces mayor que en las tres ciudades con mejor movilidad.

En promedio, durante 2015, del total de sus recursos federales para movilidad, las ciudades invirtieron 2% en transporte público y 7% en infraestructura ciclista y peatonal. Además, 15 de las 20 ciudades no registraron inversión en transporte público ese año.

Además, las ciudades en donde la población tiene buena percepción del funcionamiento de la infraestructura urbana y del servicio de transporte (incluye el desempeño de choferes de camiones, limpieza de unidades y cobertura de las rutas) cuentan con mejor desempeño en movilidad.

En promedio, en 2015, 67% de los usuarios del transporte público en las ciudades de la muestra consideraron que la cobertura de la red fue suficiente. Sin embargo, 41% de los usuarios esperó mucho tiempo entre unidades y 64% cree que los vehículos están en mal estado.

La crisis de abasto de gasolina ha evidenciado la dependencia al automóvil y las carencias en el transporte público. Por eso, el IMCO propone promover transporte público, limpio y financieramente sostenible con precios que cubran los costos de operación, pero con tarifas diferenciadas para que la población vulnerable pague menos.

arq

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