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A las 15:58 horas inició la primavera astronómica, a pesar de que los festejos se empiezan desde el fin de semana con la toma de energía en distintas zonas arqueológicas o zonas que se consideran puntos de energía.
La zona arqueológica de El Pueblito, con su basamento piramidal, es uno de los sitios donde acuden quienes desean cargarse de energía del nuevo ciclo.
Astronómicamente hablando, los equinoccios, que se registran dos veces al año, uno, el 20 o 21 de marzo y el otro el 22 o 23 de septiembre, no son más que los días donde la noche y el día tienen casi la misma duración. En el Polo Norte comienza un día que durará seis meses, mientras que en el sur comenzará la noche, con medio año de oscuridad.
Para los pueblos originarios de América, el equinoccio era la señal que esperaban para comenzar los ciclos de siembra, que eran seguidos puntualmente por los sacerdotes-astrónomos, que observaban el cielo nocturno.
Ciudades antiguas como Chichén Itzá (Yucatán), Teotihuacán (Estado de México), Tula (Hidalgo), Tajín (Veracruz) y Cuicuilco (Ciudad de México), entre otras, son puntos de reunión para seguidores de las costumbres ancestrales de los pueblos originarios de América, quienes encuentran en este día un buen momento para “cargarse” de energía nueva para el nuevo ciclo de la vida.
En Querétaro, el basamento piramidal de El Pueblito vive cada año, en la fecha exacta del equinoccio, el arribo de grupos de concheros y apaches que honrando las costumbres de los ancestros y rinden tributo a los dioses antiguos, así como renovar el ciclo energético.
“Limpias” con incienso, manos extendidas al cielo y, en algunos casos, oraciones católicas, se pudieron ver y vivir en El Pueblito.
Tambores, penachos agitándose al aire y “sanadores” se reúnen, lejos de las festividades organizadas por las autoridades civiles, hechas en muchos casos para atraer turistas, pero olvidando el verdadero motivo de la celebración.
Asimismo, lugares que se consideran como “polos de energía”, como es el caso de la Peña de Bernal, en el municipio de Ezequiel Montes, donde grupos de concheros y danzantes se reúnen en la fecha exacta del equinoccio, atraen a los creyentes de las tradiciones originales de América.
Las creencias y tradiciones se conservan. Los fieles asisten a las diferentes zonas, a cargarse de energía, a conectarse con su interior, a estar en paz y a renovar fuerzas para este nuevo ciclo vital que inició la tarde de ayer.