La vida celibataria del sacerdote tiene una gran aceptación, pese a ello no debe temerse a analizar si esa medida disciplinar realmente corresponde con la realidad del mundo, declaró el vicario general de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril.
Es una propuesta, a solicitud de obispos de América del Sur, pero no es la primera vez que se pide analizar respecto a si es o no necesario mantenerlo.
En el documento se indicó que se lograría atender la falta de sacerdotes que actualmente existe en la Amazonia, por lo que solicitaron realizar una excepción que permitiera oficiar a los hombres casados que habiten en esa zona sur de América.
Lara Becerril remarcó que no es la primera vez que se realiza la propuesta, pues en los más de 2 mil años de la Iglesia católica, el rito latino es el único que obliga al celibato.
La vida celibataria tiene gran aceptación tras llevarse a la universalidad de la iglesia a inicios del siglo IV, cuando se impuso como medida disciplinar dentro del Concilio de Elvira, al cual asistieron 19 obispos y 26 presbíteros, quienes determinaron 81 cánones para la iglesia.
Ante la nueva propuesta, corresponde examinar la necesidad de mantener el celibato, estudio que debe efectuarse de cara a la sociedad, así como a las propias necesidades de la iglesia.
Cualquier análisis sobre el tema deberá realizarse de manera exhaustiva, indicó al remarcar que la decisión de implementar el celibato se tomó como una medida disciplinar por los asistentes al Concilio de Elvira y, por tanto, que deberá realizarse el mismo análisis dentro de la estructura que la iglesia, es decir, al interior de un Concilio.
Asimismo, urgió a que no tiene por qué generar temor el llevar a análisis la necesidad de mantener el celibato, medida disciplinar que, remarcó, cuenta con gran aceptación. Estimó que actualmente se vive un buen tiempo para realizar ese análisis al interior del rito latino. “Hay que hacer un análisis muy serio y, desde luego (...) el Concilio y los Sínodos, son los encargados de dar una decisión”, dijo.
Remarcó, por último, que el celibato es una medida disciplinar que se mantiene firme.