Jalpan.- Flavia Aguilar Pacheco vende guajolotes en jardín central de Jalpan. Esta noche espera a su hijo, Domingo Sierra, quien llega de Estados Unidos. Aunque lo vio apenas hace dos meses cuando vino a una fiesta y tiene papeles de residencia en aquel país, siente mucho gusto de volver a verlo.
La noche del jueves, Flavia y Domingo se volverán a ver, al igual que muchas otras familias que se reencontrarán con sus parientes que se fueron a Estados Unidos.
Flavia batalla para colocar un plástico alrededor del puesto que usará para vender guajolotes. La plaza principal de Jalpan está rodeada de estructuras metálicas para los comerciantes.
Ella explica que su hijo reside en Nueva Jersey la mayor parte del año, aunque cuando hace frío se muda a Florida. Dice que Domingo viene en esta temporada también para pasar una camioneta y dejarla de este lado. Aunque hace poco estuvo para una fiesta de XV Años, volverá una vez más a estar en su tierra.
Como en muchas familias de esta región de Querétaro, no es el único miembro de la familia que se ha ido a la Unión Americana. “Es el único que tiene papeles, los demás se van contratados. Hay otro hijo que tengo que se va contratado [eventualmente], pero no se ha podido ir por problemas de salud. Se lastimó un pie”.
La mujer señala que cuando sus hijos se van a los Estados Unidos siente mucha tristeza, pues son su orgullo y lo más bonito que le ha dado la vida, pero entiende que así deben de ser las cosas.
Flavia tuvo seis hijos, dos mujeres y cuatro hombres. El mayor, comenta, murió hace 10 años. De Domingo, añade, le preocupa el camino que hace desde Estados Unidos hasta Jalpan, pues pasan por lugares peligrosos, además de los riesgos de la carretera.
“Pero tengo fe en Dios y en las personas que lo vienen vigilando. Está bien vigilado por la caravana [otros queretanos que se juntan para hacer el camino a Querétaro]”, abunda.
Añade que cuando su hijo se fue de migrante le dio mucha preocupación, pero comprendió que lo hacía para su bienestar, y para el bien de sus hijos, para que no les falte nada.
Relata que su hijo le manda dinero, pero le gusta ganarse el suyo, pues aún tiene que mantener a su mamá, que tiene 92 años y vive con ella. “Siempre se tienen gastos”, señala.
Domingo tiene una hija de 9 años en Jalpan, y otros hijos del otro lado. A la menor aquí, dice, no le falta nada, aunque el trabajo es duro para él.
En Jalpan, a partir del mediodía se preparan para recibir a la caravana de paisanos que regresan a México. En el atrio del templo, en una pantalla que está detrás del templete le han colocado la leyenda “Bienvenido Paisano”.
Sin embargo, no son los únicos migrantes. Ya en las calles de Jalpan se pueden ver camionetas, sedanes y algún auto deportivo con placas de estados como Florida, Texas, Illinois y New Jersey, cuyos conductores escuchan música norteña a todo volumen.
arq