El 90% de aquellos quienes inician sus estudios para convertirse en sacerdotes desertan, sin embargo, no se separan completamente de la vida religiosa, dio a conocer el vicario general de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, con motivo del aniversario 156 del Seminario Conciliar.
Por cada 100 sacerdotes que ingresan al seminario para su preparación, 90 no concluyen sus estudios, sin embargo, suelen continuar respaldando la labor de la Iglesia Católica, por ejemplo, prestando su servicio, trabajando en alguna de las parroquias o tratando de llevar acciones a favor de la sociedad.
La diócesis invierte en menor o mayor grado en su preparación, pero no ve la deserción como un gasto económico, pues mira la educación que se imparte a los jóvenes como una forma de ayudar y contribuir a que exista una sociedad cada vez “más humana”.
Son las familias de quienes aspiran al sacerdocio las que deben absorber los gastos que implica la formación, pero la Diócesis de Querétaro cuenta con diferentes esquemas de ayuda:
Directamente destina recursos para apoyar a los jóvenes que no puedan costear sus estudios, montos que determina a partir de las necesidades que cada uno de quienes se registren; incluso existen bienhechores, quienes ayudan a cubrir los gastos de esos seminaristas.
Pese a la alta cifra de deserción que se registra, son nueve los diáconos que actualmente están a la espera de concretar su sueño de ser ordenados sacerdotes.
Son cinco los espacios con los que se cuenta para la formación de los jóvenes que desean vivir el sacerdocio: el Centro Vocacional para los Seminaristas en familia, el espacio para el curso introductorio, el Seminario Conciliar, el Seminario Menor; en el cual estudian preparatoria.
En tanto, en la Sierra de Querétaro también se tiene el Seminario de Concá, ubicado en el municipio de Arroyo Seco.
Caen ingresos de las iglesias. En otro orden de ideas, el vicario general indicó que la pandemia por Covid-19 provocó que disminuyeran los ingresos en las iglesias de Querétaro, pues, su principal aportación la reciben a través de las limosnas.
Durante 4 meses los templos se mantuvieron cerrados y actualmente operan a un aforo de 25%; la situación económica se ha complicado, al igual que le ocurre al resto de la población.
Lara Becerril declaró que, aunque carezcan de ingresos, a los sacerdotes también les da hambre y al igual que ocurre en los hogares, siempre deben pagar los recibos de agua, gas, luz y de internet, el último necesario para que los sacerdotes puedan transmitir las misas a los fieles.
En este punto resaltó que también se ha llegado a contar con la generosidad de los católicos, pues en algunos casos incluso han llevado a alguna iglesia aportaciones directas.