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Rodrigo Esquivel y Diana Huerta llegan a un costado de Plaza de las Américas; abren la cajuela de su vehículo y asoma un cartel que anuncia “Fresas de invernadero”. La joven pareja ha optado por la venta de estos frutos. Él perdió el empleo y ella estaba en proceso de buscarlo cuando se desató la emergencia sanitaria por el Covid-19.
Las cajas de fresas ocupan la cajuela y el asiento trasero del auto compacto. Una báscula y las bolsas para despachar las fresas, esperan a los clientes que no tardan mucho en llegar.
Los jóvenes comerciantes se levantan de la acera para despachar a los clientes que se acercan a preguntar el precio de la fresa. “Está a 50 pesos”, dice Diana al hombre que pregunta y ve con avidez la fruta; él pide un kilo de fresas. Diana lo despacha pronto. Es la primera venta, de cinco, que la pareja hace en menos de media hora.
Las fresas son alimentos muy buscados por los queretanos, quienes gustan de la fruta y que en estos tiempos, de acuerdo a las autoridades de salud, su consumo debe privilegiarse sobre los alimentos procesados.
En la búsqueda de ingresos
Rodrigo explica que comenzaron con la venta de fresas debido a la crisis económica que se derivó de la emergencia sanitaria por el SARS CoV-2.
“Me quedé sin empleo. Estaba laborando y me quedé sin empleo hace tres, cuatro semanas. Era jefe de mantenimiento en una línea de transporte, de tráileres. Como mi papá también se empezaba a dedicar a esto de la fresa, nosotros quisimos continuar, porque de una u otra forma tenemos que solventar los gastos. No nos podemos quedar detenidos”, comenta.
Diana explica que ella también trabajaba, pero por el nacimiento de su hija (actualmente tiene año y medio) hizo una pausa en su carrera profesional, pues quería cuidarla durante los primeros meses de vida.
La joven madre dice que estaba en proceso de comenzar a buscar trabajo cuando se declaró la emergencia sanitaria, dejando sus planes para regresar a la actividad productiva en pausa.
Rodrigo comenta que van hasta Maravatío, Michoacán, en donde hay viveros dedicados al cultivo de fresa. Dice que esta semana ha estado tranquila, la pasada tuvieron algunas ventas, pero con lo que obtuvieron sólo les alcanzó para pagar los gastos esenciales, como renta de la vivienda y alimentos. Los gastos siguen, la casa está en renta y tienen un contrato, no pueden dejarla de manera unilateral.
Explica que ir por las fresas también conlleva sus dificultades, aunque en Michoacán en estos momentos las condiciones de seguridad son aceptables, deben de pasar por la zona de los Apaseos, Guanajuato, donde la inseguridad prevalece, por lo que tratan de viajar durante el día.
Poca oferta laboral
“Hemos estado buscando trabajo dentro de nuestra área, en la que tengo experiencia, pero no hemos tenido ninguna respuesta por parte de las empresas. Es muy complicado en estos momentos”, precisa el comerciante.
Diana recuerda que trabajaba en un almacén, pero tuvo a su bebé, por lo que decidió tomarse una pausa. “Iba a regresar a trabajar antes de que pasara esto [la pandemia] pero ya no están contratando”.
Rodrigo dice que a pesar de que Diana solicitó apoyo gubernamental, no lo recibieron. “Ella lo solicitó, el apoyo que estaba dando cuando empezó la pandemia, el que estaba dando el municipio de Querétaro, pero no hubo respuesta”.
Agrega que sus tías, que viven en Tequisquiapan, también solicitaron el apoyo del gobierno del estado, pero tampoco fueron seleccionadas para recibirlo.
Cuenta que su jornada laboral comienza a las seis de la mañana, cuando salen al invernadero, pues deben de estar ahí a las siete, ya con las cajas listas para la fruta que está recién cortada.
Diana y Rodrigo llegaron a Querétaro hace tres años. “Como estábamos terminando la universidad vinimos a buscar prácticas y nos quedamos, luego nos contrataron, y ya nos quedamos aquí”, añade.
La pareja suele vender en diferentes sitios de Querétaro
Uno de sus lugares favoritos es La Pradera, en el municipio de El Marqués, pero cuando les hacen pedidos se “acercan” a otros sitios, donde aprovechan para vender por unos minutos.
Por lo regular, sus clientes son personas que a través de las redes sociales les hacen pedidos de fresas. Las plataformas digitales han sido una ventaja para aquellos que ofrecen productos y servicios durante estos tiempos de emergencia sanitaria y confinamiento.
“Las redes son de ayuda. En este momento lo que se está moviendo son las ventas en línea. Nosotros vendíamos en línea antes de que empezara la pandemia. Vendíamos estéreos para autos, bocinas y todo eso. Pero cuando empezó la pandemia no vendimos nada”, añade.
El joven quiere poner un negocio propio, pero para eso sabe que primero necesita encontrar un trabajo para hacerse de un capital y poder invertir. Posteriormente, planea poner un negocio.
La principal motivación de la joven pareja es su pequeña hija, por quien deben de salir adelante en los tiempos de crisis. “Es la principal motivación”, puntualiza Rodrigo.