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El obispo electo de Querétaro, Fidencio López Plaza, proyecta tomar posesión de la Diócesis el próximo 20 de octubre.
El jerarca estimó que entre los días 19 y 20 estará ya en tierras queretanas, y declaró que es una bendición poder pastorear la Diócesis, que se conforma por municipios del estado de Querétaro y parte norte de Guanajuato.
En redes reconoció que son varios los retos a los cuales se enfrenta el pueblo, particularmente tras la aparición de la pandemia, pues ésta incrementó el número de quienes tienen hambre.
Ante los retos se requiere solidaridad, remarcó el obispo, quien destacó la necesidad de contar con sociedades más justas.
Resulta necesario, dijo, generar caminos de paz, perdón y liberación, éstos dentro de los mandatos divinos, punto en el cual llamó a la grey a orar.
Aprovechó ese primer contacto que con su pueblo tiene tras el nombramiento para también advertir sobre las necesidades que existen en materia ecológica.
“Hoy, dice el papa Francisco, no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se convierte también en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el grito de la Tierra como el grito de los pobres”, detalló.
La capilla del Seminario Conciliar de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano es uno de los lugares que se analizan para la ceremonia litúrgica con la que el obispo electo, Fidencio López Plaza, recibirá a su nuevo cargo, informó vicario general de Querétaro, Martín Lara Becerril, quien fue designado por el administrador diocesano, Mario de Gasperín Gasperín, para afinar los detalles para la toma de posesión de la Diócesis.
Un tema por el cual podría no elegirse el Seminario es por la escasa cantidad de personas que puede albergar.
El proceso se dividirá en dos etapas: la toma de posesión de la Santa Iglesia Catedral y la celebración litúrgica; será en esta última en que López Plaza mostrará al Consejo de Consultores, así como a la feligresía, las letras apostólicas en las que el papa Francisco lo confiere la responsabilidad de ser “el pastor” de la Diócesis de Querétaro.