Sociedad

En El Salitre despiden a sus vecinos que perdieron la vida en un accidente automovilístico

Habitantes de esta localidad en el norte de la capital queretana acompañan a amigos y familiares en los funerales; rezan por un menor sobreviviente del siniestro

En El Salitre despiden a la familia que perdió la vida en un accidente automovilístico. Foto: Demian Chávez
08/11/2024 |08:17
Manuel García
RedactorVer perfil

Los esperaban desde el miércoles, pero por fin este jueves, llegaron a El Salitre. Vecinos, amigos y familiares de las ocho personas fallecidas en un accidente automovilístico en Michoacán estaban parados en ambas aceras de la entrada a la localidad desde las 11 de la mañana, portando globos blancos, fotos de sus familiares fallecidos, música y las ganas de llorarles para despedirlos.

No hace mucho se celebraba el Día de Muertos, y aún se veían algunas decoraciones alusivas a ese día, pero se cambiaron por globos blancos.

Desde la entrada a El Salitre se iba aglomerando la gente, cuando se avisó que sería a la 1:30 y no a las 11 de la mañana cuando lleguen los cuerpos. Ante eso, hubo vecinos que se regresaron a sus hogares y otros prefirieron quedarse a esperar.

Mientras tanto, se tronaron más cohetes en señal de luto.

Cerca de la 1 de la tarde, regresaron más vecinos, unos portaban mantas alusivas a uno de los fallecidos, de quien se despedían, pero otras cartulinas les daban la bienvenida, otros venían con arreglos florales, portaban playeras con imágenes religiosas y de los fallecidos.

La circulación vehicular fue suspendida cuando se vio a lo lejos una de las patrullas de la Policía Estatal que encabezaba la caravana de cinco camionetas fúnebres que al momento de tomar la calle de acceso, se les recibió con música, más pirotecnia, campanas, confeti, aplausos, palabras de bienvenida, pero al final, el llanto.

Conforme pasaban las camionetas, la gente se bajó de las banquetas y comenzó a seguir a la caravana de autos. Caminata que inició con silencio, pero el llanto y los reclamos al cielo rompió esa falta de ruido. Caminaban lento, unos abrazados de otros, incluso hubo quien en mano llevaba una lata de cerveza, y se escuchaba que era para ya no llorar.

Avanzaron lentamente hasta la casa de los familiares que los esperaban para poder despedirlos; las camionetas se estacionaron dentro de la casa, y uno a uno bajaron los ataúdes mientras coreaban los nombres de ellos. Por más que los vecinos se aguantaban las lágrimas, hubo quien no resistió y las dejaron fluir, salió el llanto.

Bajaron un primer ataúd, y los aplausos se dejaron escuchar, bajaron otro y vinieron las porras, pero poco duró, porque no salió más la voz y se entrecortó.

Un día antes, en calles de El Salitre, había incertidumbre sobre cuándo llegarían sus vecinos acaecidos. En la esquina, dos mujeres lamentaban lo ocurrido, “eran buenas personas, pero no sabemos por qué pasan las cosas, sí duele, duele que alguien se vaya allá con Dios, pero sabemos que estarán bien, ya están al lado de él”, dijo una de las señoras.

El miércoles por la tarde se celebraba otra misa en memoria de otros vecinos que murieron, “esta semana no ha sido la mejor, y es que estas misas no son las que me gustan”, dijo otra vecina.

Ya colocados los ataúdes en el salón donde son velados, una gran cantidad de personas estaban ahí, unos incrédulos, otros llorando un mar de tristeza.

Aún hay esperanza.

Dicen que entre lo malo, viene lo bueno, y es que de este accidente sobrevive uno, es Patricio, quien se encuentra en estado crítico en un hospital de la Ciudad de México, “lo tienen en terapia intensiva”.

Es una situación difícil, porque sus familiares más cercanos hoy ya no están, y sólo está la abuela, quien lo acompaña, cuando es posible, porque al no haber un familiar directo, es la abuela la que queda, y en el Hospital de Especialidades de Tacubaya, en la Ciudad de México, sólo dejan quedarse a los familiares en primera línea, y hoy solo es la abuela.

Rezan por que este menor de nueve años se salve, piden que sane de las quemaduras que le lastimaron medio cuerpo. Piden que suceda un milagro y a él le den también una bienvenida para poder abrazarlo.