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“Generarse un dinero no es delito”, dice Olman Antonio Pérez, originario de Panamá, que radica en Querétaro, al igual que muchos migrantes que buscan una vida mejor, aunque ahora, con los nuevos acuerdos llegados con Estados Unidos tendrá mayores dificultades para poder culminar su travesía.
Rafael Velázquez, de Honduras, tiene 16 días en México. Señala que los migrantes, en su gran mayoría, son personas de bien que sólo buscan ganarse la vida de manera honrada, que no vienen a robar o hacer mal.
Por su parte, Anahí Castillo, coordinadora del Centro de Apoyo Marista al Migrante (CAMMI), dice que las nuevas medidas migratorias que impondrá el gobierno de México les parecen desafortunadas, pues es una postura incorrecta por parte del Estado mexicano.
Olman narra que salió desde mediados de los ochenta de Panamá, radicando en Honduras, para después migrar a México.
Tanto en Panamá como en Honduras se dedicaba a la venta de pescado, empleo con lo que no lo iba tan mal.
Apunta que en México se siente bien. Cuenta con sus papeles en regla, aunque por ser migrante su condición laboral a veces no es tan positiva, ya que algunas personas que lo han empleado le quieren pagar menos y a veces no recibe su sueldo.
Olman platica mientras limpia arroz, que es lo que prepara para la comida de este día en el CAMMI, además de unos frijolitos, para los migrantes que llegan buscando descanso.
Olman comenta que los migrantes no son delincuentes, pero que como en todo, hay algunos que vienen huyendo porque cometieron algún delito. Sin embargo, la mayoría sólo buscan una mejor vida.
El camino de Olman no ha sido sencillo. En su paso por México ha tenido que enfrentar abusos de la policía y de criminales que esperan a los migrantes para robarles sus pertenencias.
Recuerda que en una ocasión unos policías de Celaya, Guanajuato, le robaron 27 pesos con los cuales pensaba comprar algo de comer. Cuando pasó el Río Suchiate, del lado mexicano ya estaban los asaltantes, que le quitaron 300 pesos. Tuvo suerte, pues en esa ocasión llevaba más dinero que sus compañeros de viaje le habían pedido que guardara.
Sobre la toma de decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a la política migratoria, dice que “López Obrador no se dejará doblar, él seguirá ayudando a la gente”.
También en el CAMMI se encuentra, aunque de paso, Rafael. En su país era “chalán”, hacía lo que se podía, porque no hay mucho trabajo. El hombre de 36 dijo que su país sólo dejó a sus hermanos, pues su madre ya falleció.
Agrega que le gustaría llegar a Estados Unidos, pero ve difícil llegar, por las condiciones complicadas en la frontera, y la inseguridad que se vive en el norte de México.
“Pienso quedarme un tiempo en México, a ver si me lo permiten, porque como están las leyes y con las nuevas medidas del gobierno, quién sabe cómo nos vaya”, abunda.
En tanto, Anahí Castillo, coordinadora del CAMMI resalta las decisiones del gobierno federal en torno a la migración les parecen desafortunadas.
México, explica, “está obligado a respetar los derechos humanos de las personas en tránsito y sobre todo de las personas refugiadas. México a firmado todos los tratados internacionales que tienen que ver con el tema.
En un sentido estricto del derecho legal, estaría obligado a respetar o a buscar las condiciones para que las personas pudieran integrarse a México. Sin embargo está haciendo todo lo contrario”, enfatiza.
Añade, que este gobierno tiene un doble discurso, por un lado invita a los migrantes a pasar libremente, pero por otro lado están los candados que pone. Lo peor, añade, es que se recrudezca la represión hacia los migrantes en el sur.
Puntualiza que los migrantes ante el reforzamiento de la vigilancia en la frontera, comenzarán a usar otras rutas, donde no sean visibles, lo que los coloca en una situación vulnerable antes diversos actos criminales y abusos por parte de las autoridades mexicana.