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Pocos automóviles en las calles, unos cuantos peatones caminando por las aceras, y autobuses de transportes públicos semivacíos, son el escenario que se vive en la ciudad de Querétaro la mañana de Navidad.
La ciudad de Querétaro festejó la Nochebuena. Las familias se reúnen y comparten la cena. Arrullan al Niño Dios, departen con bebidas espirituosas y terminan la velada ya muy entrada la madrugada.
Los excesos de la noche y la desvelada dejan a la mayoría de los queretanos en casa hasta el mediodía. Las calles permanecen con pocos vehículos. La mayoría, con un solo ocupante. Vialidades como Bernardo Quintana, 5 de Febrero, Constituyentes, Zaragoza, Los Arcos y Corregidora, con carga vial intensa todos los días, la mañana de Navidad lucen vacías, haciendo que quienes tienen que salir, para trabajar, en la mayoría de los casos, lleguen a sus destinos rápidamente o disfruten el recorrido.

También hay quienes salen por placer. Ciclistas, corredores y personas que pasean con sus perros en las calles vacías, también disfrutan de una ciudad que en días normales es bulliciosa, pero que la mañana del 25 de diciembre presenta una cara totalmente diferente.
Los ciclistas disfrutan de las vialidades que en días laborales son imposibles de transitar o son de riesgo para ellos.
Es un regalo de Navidad para los amantes de recorrer en dos ruedas la ciudad.
Los corredores más devotos salen a recorrer las calles, comenzando el día ejercitándose sobre aceras que rara vez están disponibles para ellos.
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Quienes recorren las calles por trabajo son los trabajadores de limpia. Los encargados de la limpieza de las papeleras de la ciudad, desde temprana hora, se llevan la basura de las mismas. De la misma manera, los operarios que recogen la basura dentro de las zonas habitacionales cumplen con su labor, pero durante la madrugada del 25 de diciembre.
En tanto, el personal de limpia que barre a pie las calles queretanas cumple con su trabajo, como todos los días, sin importar que sea feriado.
Desde temprano se les ve laborando, escoba y recogedor en mano, empujando sus carritos con botes de basura.
En el primer cuadro la mayoría de los negocios permanecen cerrados. Los restaurantes son de los pocos establecimientos que abren sus puertas a potenciales clientes que salen a buscar algo para desayunar, en la mayoría de los casos, turistas que aprovechan los días de asueto para pasarlos en Querétaro.
En lugares como Plaza de Armas, el jardín Zenea, jardín Guerrero y Plaza Constitución, unos cuantos turistas caminan por las mismas, así como algunos queretanos que disfrutan las calles adornadas con motivos decembrinos.

Sobre avenida Zaragoza un solitario bolero espera clientes mientras platica con un hombre mayor, amigo suyo, que sale a caminar por las calles de la ciudad. En las bancas, unas cuantas personas desayunan algo antes de comenzar a trabajar. Las empleadas y empleados de los comercios esperan afuera de los mismos a que lleguen los encargados de abrir los negocios.
Las paradas de autobuses son ocupadas por algunos usuarios que esperan la llegada de los autobuses para que los trasladen a sus destinos.
Las calles peatonales, como Madero, 5 de Mayo y 16 de Septiembre, están en calma. Pocas personas recorren y pocos negocios abren al público. Incluso, los estacionamientos del centro de la ciudad cierran sus puertas, abriendo horas más tarde de su horario habitual.
Las calles también son ocupadas por personas en condición de calle, para quienes pasan desapercibidas las fiestas. Para ellos todos los días son iguales, sin cenas especiales, sin luces, brindis o abrazos.
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Los templos católicos sí abren sus puertas para las misas de Navidad que se celebran. Los devotos, principalmente vecinos del primer cuadro, cumplen con su deber como cristianos.
Avenida Universidad, una de las más transitadas de la capital queretana, también luce vacía. Los pocos automovilistas que las usan circulan sin grandes problemas en ambos sentidos.
En las colonias que rodean el centro de Querétaro, así como sus vialidades también presentan poco movimiento. Luis Vega y Monroy, avenida Cimatario, Prolongación Pasteur, Moisés Solana, regularmente muy transitadas, ahora son unos pocos automóviles que circulan.
Conforme avanza la mañana los queretanos despiertan. Algunos se trasladan a la casa de algún familiar para el tradicional recalentado y para aliviar las molestias del abuso de bebidas espirituosas en Nochebuena.
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Para después del mediodía las calles se llenan de personas que pasean, que hacen estómago para la comida, para volver a comer pavo, romeritos, bacalao o pierna de cerdo, que quedó de la noche anterior y que al otro día toma otro sabor.
La circulación de automóviles se “normaliza”. Muchas familias aprovechan el asueto para visitar lugares cercanos a la ciudad, o almorzar fuera de casa, cuando la cena, sorpresivamente, se acabó en la noche.
Es un día tranquilo. Los queretanos disfrutan de la Navidad, descansan de las desveladas y excesos de la cena de la Nochebuena y pasan tiempo con la familia, en su mayoría en paz y en su mayoría en tranquilidad.