La ciudad de Querétaro cumple 491 años de su fundación, pues 1531 quedó marcado como el año en que españoles y pueblos originarios pusieron fin a los pleitos territoriales.
Esta fecha mezcla mitos religiosos, pues se afirma que fue el término de las disputas ocurrió tras aparecer en el cielo una cruz y junto a ella la imagen del apóstol Santiago.
Se trata de una pacificación sin sangre, que se atribuye a la aparición en el cielo de una cruz y, junto a ella, el santo, expuso el presbítero Francisco Gavidia Arteaga, cronista de la Diócesis de Querétaro.
Se trata del mismo Santiago a quien se reconoce como el primer evangelizador de España, en honor a quien se tiene en aquella nación una ruta de peregrinación cristiana, que llega a su tumba, en Santiago de Compostela, Galicia, España.
Esa aparición del 25 de julio es en la que también se basa la fundación de la Diócesis de Querétaro, establecida en 1863.
Se cree que los hechos ocurrieron en el cerro del Sangremal, zona donde actualmente se encuentra el Templo de la Santa Cruz.
Al coincidir en causas milagrosas respecto a la fundación, es que el propio escudo de armas de la ciudad incluyó la cruz y al apóstol Santiago.
Andrés Garrido del Toral, quien en vida fue cronista del municipio de Querétaro, escribió en EL UNIVERSAL Querétaro que en el cerro del Sangremal se habrían reunido españoles, tarascos y otomíes, quienes llegaron a un acuerdo pacífico tras la aparición.
“No hubo conquista para instalar el dominio español, hubo una aceptación pacífica del nuevo gobierno real y de la religión católica, imponiéndose al pueblo recién fundado el nombre de Santiago de Querétaro, a partir del 25 de julio de 1531, fecha generalmente aceptada por la tradición y los cronistas a partir de Fray Isidro Félix de Espinosa, cuando Santiago Caballero, patrono de las Españas, se apareció en el cielo sobre la loma de Sangremal, en medio de la batalla sin armas que sostenían chichimecas contra españoles, tarascos y otomíes venidos de Acámbaro y Nopala, respectivamente”, indicó Garrido del Toral en uno de sus relatos a este diario.