Son cuatro familias que están en proceso de ser aprobadas y que puedan recibir niños, niñas o adolescentes institucionalizados en el DIF del estado, mientras están en camino a la reintegración o en espera de adopción, informó el procurador de niñas, niños y adolescentes del estado, Manuel Hernández.
“A nivel nacional normalmente son entre 5 a 10 familias que los DIF estatales reciben anualmente, ahorita vamos en cuatro familias y vamos a tener otra convocatoria a finales de octubre y siempre abiertos para recibir a familias que vivan en Querétaro y que quieran recibir a un chico institucionalizado previamente valorado”, señaló.
Especificó que pueden ser grupos de hermanos o menores con discapacidad los que sean recibidos por estas familias; en total son 115 niñas, niños ya adolescentes los que son aptos para este programa.
Para las familias que se inscriben a este programa, además de un apoyo terapéutico, hay programas de becas para los menores en escuelas públicas o privadas cerca de sus domicilios, así como apoyo médico.
El programa se llama familias de acogida y quienes participan, no necesariamente se vuelven candidatos para adoptar a los menores, ya que ese proceso es diferente y las convocatorias son abiertas una vez al año.
El procurador destacó que la prioridad es que los menores estén con su círculo familiar, sin embargo, en caso de no ser posible, y agotar todas las opciones, es que se toma la determinación de que sean ingresados al DIF estatal para que tengan la posibilidad de una segunda oportunidad con una familia que respete sus derechos.
Dijo que la mayoría de los menores que llegan al DIF provienen de otros estados como Oaxaca y se hacen las coordinaciones necesarias para que sean regresados a sus hogares con sus familiares y no corran riesgo en las calles o a cargo de los padres que tienen una actividad comercial.
Cuando se logra que los padres de familia confíen en el DIF, es que muchas veces autorizan que sus hijos acudan al centro del día y por la tarde a la escuela.
Actualmente hay 165 menores de edad que son beneficiarios de dichos espacios, permanecen ahí para que no estén en los mercados municipales o cruceros, mientras que sus padres ejercen el comercio.