Durante la primera edición de Vamos a Qromer, un gran pabellón gastronómico alojó los mejores sabores y estilos culinarios del centro del país.

Movimientos bien marcados, además de gesticulaciones al andar y el sonido de la música popular mexicana, se convierten en una pauta de esta historia en la que el desamor y la confusión son parte elemental para el desarrollo de la trama.