La propuesta surge de la necesidad de aprovechar las toneladas de desechos sólidos que se generan a partir de la actividad agroindustrial

Todas las mañanas el olor a canela y arándano invade los pasillos de la Universidad Mondragón, en Querétaro. Tres estudiantes de gastronomía encienden los hornos y preparan decenas de roles de canela, donas, conchas y más variedades de pan dulce. Todo se vende, literalmente, como pan caliente, recién salido del horno.