Más que objetos para satisfacer la curiosidad o el morbo del público, los restos humanos o cadáveres momificados deben tratarse como piezas culturales y su exhibición debe contemplar un propósito científico o educativo, coinciden antropólogos.

El 14 de febrero de 1997 inició la historia del Museo de la Ciudad de Querétaro, pero era una historia que no tenía un futuro seguro