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Dos conceptos son capaces de resumir mi profunda fascinación por los vinos de Rioja: 1. Diversidad. 2. Relación precio-calidad. Es cierto, en Rioja uno puede hallar estilos, aromas y sabores para todo gusto, momento, situación… Sí, también es cierto que, como pocas regiones del mundo, Rioja ofrece nobleza a la par de accesibilidad.
Desde hace algunos años, para no decir casi una década, expertos en el tema han incluido a losCrianza riojanos entre los más grandes exponentes de la relación “costo vs. índice de satisfacción”. La realidad, mi querido lector, es que la brillantez de esta denominación de origen calificada ilumina a más de una categoría. Ya le había contado del Tempranillo Blanco de Nivarius, monovarietal producido en Nalda, a escasos kilómetros de Logroño, fermentado en foudres de tres mil 500 litros y después criado por siete meses sobre sus propias lías. Este blanco untuoso y fresco, repleto de flores blancas, hinojo y miel, es un ejemplo de la accesibilidad riojana; +/- 350 pesos por un caldo con historia, influencia del terruño, enotecnia e intención.
También del lado de los Garantía de Origen, esos vinos jóvenes y afrutados que aún preservan sus características más primarias, es posible citar al rosado de Muga. Aquí la fórmula incluye a la Garnacha, a la Viura y a la Tempranillo, maceradas durante 12 horas, fermentadas por 15 días y criadas a lo largo de tres meses en contacto con sus lías. De vuelta, un rosado en el que confluyen historia, terruño y saber hacer local por +/-300 pesos.
“Carlos, ¿vinos varietales jóvenes son siempre mucho más accesibles?” Preste oído...
Luis Cañas Reserva: Tempranillo y Graciano con 18 meses de paso por barrica de roble francés y americano, con acidez viva y taninos maduros, correctísimo y bien persistente. Ramón Bilbao Reserva: Tempranillo, Mazuelo y Graciano con 20 meses en roble americano y 20 meses de botella, lleno de fruta roja madura, regaliz, nuez moscada y con taninos amabilísimos. Cune Reserva: Tempranillo, Mazuelo, Graciano y Garnacha con 18 meses en madera francesa y americana, con carácter frutal y especiado, intenso y balanceado. Todos, estimado lector, son ejemplares de menos de 500 pesos; todos, resultado de la perfecta combinación de clima, suelo, tradiciones ancestrales…
Voy a poner especial énfasis en el Gran Reserva de Ramón Bilbao, un vino accesible y también sorpresivo. Las uvas de Tempranillo, Graciano y Mazuelo provienen de vides viejas, de entre 60 y 65 años. Después de la fermentación, el caldo se macera nueve días en contacto con los hollejos, para después reposar 30 meses en roble americano y 36 meses en botella. El resultado es un vino de gran intensidad, abundante en frutos negros, especias, hierba verde y cacao tostado, con acidez vibrante y taninos algodonosos. La quintaesencia de la relación precio-calidad. Un titán de 520 pesos. ¡Pum!