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Alejandra Álvarez y Andrea Gómez se conocieron desde hace más de cuatro años, ambas estudian la carrera de Ingeniería en Industrias Alimentarias en el Tec de Monterrey y la ‘química’ entre ellas fue tan especial desde el principio, que luego coincidieron como grandes emprendedoras.
Lo que inició como un blog sobre mitos y realidades de la alimentación, pronto se convirtió en una empresa llamada Entofoods, proyecto con el cual fueron reconocidas por el programa MassChallenge México, que impulsa a prometedoras startups.
Gracias al apoyo de su familia y de su escuela, crearon un snack saludable formulado a base de chapulines, lo que garantiza un alto consumo de fibra y proteína, desarrollado de manera sustentable.
Ale y Andy comparten el aula, los viajes y los desvelos que las han llevado a fortalecer una amistad, que ahora se ve plasmada en sueños en común.
¿Qué es lo que más les apasiona en la vida?
Ale: Ver mis ideas hechas realidad y generar un cambio real con lo que aportamos.
Andrea: Nunca he sabido qué contestar ante esa pregunta, pero por primera vez puedo decir que me apasiona lo que Ale y yo hacemos con Totolines; el impacto que queremos generar como empresa, pues buscamos influir de manera positiva en el medio ambiente y en la nutrición de la gente, no sólo en México sino también en el mundo.
¿Qué las motivó a hacer este proyecto juntas?
Ale: Comenzó con un blog llamado Foodlab que escribíamos juntas, con el que buscábamos educar al consumidor y desmentir mitos acerca de la industria de los alimentos, y así surgió un artículo de la proteína del futuro, misma que proviene de los insectos.
Con esa misma pasión de transmitir conocimientos, fue que nos animamos a tomar el siguiente paso para ser parte del cambio, y decidimos crear un producto nuevo para lograr que el consumo de insectos se vuelva parte de nuestra vida diaria.
Andrea: Ale fue mi primera amiga en la carrera e hicimos click al instante, y creo que fue básico encontrar alguien con quien comparto valores y metas, tales como hacer evidente el uso excesivo de recursos en la producción de los alimentos, así como la falta de oferta de productos ricos y saludables, por lo que decidimos hacer algo al respecto.
¿Cómo se describen a sí mismas?
Ale: Me considero una persona analítica, ya que me gusta pensar y enfocarme en los detalles.
Andrea: Soy alguien flexible y abierta a nuevas experiencias; siempre trato de encontrar algo en común con la gente que conozco. Me considero introvertida, sin embargo, con Totolines he tenido que aprender a expresarme más y a perder la pena, lo cual ha significado un reto, pero a la vez me ha exigido desarrollar otro tipo de habilidades.
¿Qué las ha unido más como amigas?
Ale: Además de socias, este último semestre fuimos roomies, y eso nos llevó a conocernos aún más.
Andrea: También hemos compartido viajes, salidas a antros y conciertos, con Ale he vivido de todo; desde desveladas para exámenes finales hasta momentos difíciles, que es cuando realmente logras conocer a alguien.
¿Qué es Entofoods?
Ale: Es nuestra empresa, pero el primer producto que creamos fue Totolines; totopos preparados con chapulines como base, por lo que es un snack alto en proteína y fibra. Además es libre de azúcar y al ser horneado, su contenido de grasa es reducido. Y es que en Mexico la población no consume la cantidad de proteína ni de fibra recomendada.
Andrea: Totolines es ideal para complementar la alimentación. Lo que buscamos con este producto es entrar al mercado y comenzar a romper con la percepción que se tiene de comer insectos; la intención es que cada vez se vea como algo más normal.
¿Cómo nació este proyecto?
Andrea: Surgió partiendo de la problemática que en el futuro –año 2050– la población será de 9 mil millones de personas, lo que significa que para poder nutrir a esa población se tendrá que producir mil 200 millones de toneladas más de alimento.
Actualmente la principal fuente de proteína es la carne, pero su obtención es altamente contaminante, incluso un 70% de la deforestación en el Amazonas se debe a las actividades ganaderas. Por el otro lado, producir 1 kg de carne requiere 15 mil litros de agua, y analizando estos números, nos dimos cuenta de que no había manera de abastecer la demanda de alimento con nuestras prácticas actuales y decidimos que tenemos que empezar a migrar a fuentes de proteína más sustentables.
Ale: Al tratarse de organismos de sangre fría, los insectos son más eficientes en cuanto al uso de recursos; requieren menos alimento, poco espacio y emiten menor cantidad de gases de efecto invernadero. Producir 1 kg de insectos requiere únicamente 8 litros de agua y comparado con el valor nutricional, la carne contiene 27% de proteína mientras los insectos hasta un 65%, es por eso que estamos convencidas que hemos encontrado el alimento del futuro.
¿Cómo se les ocurrió la idea para poner en marcha la empresa?
Ale: Comenzamos vendiendo con un distribuidor local en Querétaro y al ver que la demanda aumentó y el producto estaba siendo aceptado por los consumidores, decidimos tomar el siguiente paso, fue así que entramos a la aceleradora global Mass Challenge, en donde recibimos cuatro meses de aceleración en la Ciudad de México y fue ahí que dimos el salto de haber desarrollado un producto sano a convertirnos ya en toda una empresa formal. Es algo muy emocionante y nuevo para nosotras.
¿Con qué apoyo profesional y personal contaron?
Ale: Nuestras familias siempre nos han apoyado y dado la libertad de involucrarnos al 100% en este proyecto. Por otro lado, con la aceleración de Mass Challenge recibimos cursos, talleres y mentorías especializadas de excelente calidad, que nos han preparado y abierto muchas puertas.
Andrea: El Tec también nos ha respaldado, ya que al entrar a este programa tuvimos que mudarnos a la Ciudad de México y la institución nos abrió la opción de tomar materias en línea para poder seguir estudiando. Asimismo han sido flexibles en cuanto a necesidades para que podamos emprender y estudiar al mismo tiempo.
¿Hicieron un plan de empresa antes de empezar o se formaron de alguna forma?
Ale: Realmente no seguimos los pasos convencionales para comenzar una empresa, ya que no hicimos un estudio de mercado inicial. Nos fuimos directamente a crear el producto tras prueba y error, y comenzamos vendiendo a nivel local, ya que experimentamos la aprobación a pequeña escala, fuimos integrando y formalizando nuestro plan de negocios, así como las estrategias.
¿Qué es lo que más les costó al arrancar con Totolines?
Andrea: Creo que el estudiar y dedicarle el tiempo adecuado al proyecto fue un reto; nuestra prioridad era la universidad, y fue complicado sacrificar tiempo libre para dedicárselo a la empresa, pero fue tanta nuestra motivación que el juntarnos a trabajar en ello, se volvió una actividad que disfrutamos mucho, jamás lo vimos como algo tedioso.
¿Cuál ha sido la evolución del proyecto?
Andrea: Básicamente hemos formalizado en cuestiones importantes como en lo legal, en la parte de producción y en definir nuestro mercado meta. Aún estamos en una etapa muy temprana y nos quedan muchos aspectos por implementar y mejorar, pero gracias a los excelentes mentores, herramientas educativas, programas y los propios consumidores, hemos podido avanzar.
¿Cómo mejoraron la receta?
Ale: En un inicio le dimos a probar el producto a nuestros amigos y familiares, después mediante los consumidores que nos escriben vía Facebook o a través de nuestra página en línea. Pudimos analizar varios aspectos técnicos y químicos del producto, pero finalmente el consumidor es el que decide si está rico o le hace falta algo.
¿Qué representa para ustedes ser mujeres emprendedoras?
Andrea: Significa poner en práctica una idea y llevar algo del papel a la vida real. En un inicio, no va a ser perfecto aquel producto o servicio que quieras llevar a cabo, pero el implementarlo y comenzar a recibir validación y críticas, permite modificarlo para seguir adelante. Es tomar el riesgo y hacerlo, siempre habrá retos pero también una solución ante ellos.
¿Qué recomendaciones le darían a otros emprendedores?
Andrea: Existen muchas cosas que no sabíamos y que ahora conocemos, y eso a veces puede darnos miedo o ser un factor determinante para no emprender, pero siempre hay gente que está dispuesta a ayudar y asesorar. No tienes que ser experto en todo, sólo se requieren ganas de aprender, equivocarse y volver a intentarlo.
El capital también puede ser una barrera, pero existen muchísimos fondos en México y en otros países, que están buscando emprendedores con ideas de alto impacto que pueden capitalizar a la empresa, así que hay que buscar y aplicar.
Ale: La clave está en encontrar personas que tengan las mismas inquietudes que tú, al final una empresa está compuesta por gente y si no tienes un equipo con los mismos ideales, es muy probable que constantemente tengan diferencias, lo cual juega en contra de la empresa.