Ginebra.- La primera reunión entre los presidentes de Estados Unidos y de Rusia, Joe Biden y Vladimir Putin, junto a sus respectivos ministros de Exteriores, se realizó hoy en la Villa La Grange de Ginebra, informó el Kremlin.
Tras una presentación ante las cámaras con expresiones sombrías, palabras corteses y un apretón de manos, Biden y Putin sostuvieron su encuentro bilateral. “Hemos acabado el formato reducido” de la reunión, es decir los dos presidentes y sus responsables de la diplomacia, Serguéi Lavrov, y Antony Blinken, señaló el portavoz, Dmitri Peskov.
En el programa inicial estaba previsto en torno a una hora y quince minutos para este encuentro, que se celebró en una de las bibliotecas de la mansión construida en el siglo XVIII.
Finalmente se prolongó casi dos horas, según Peskov, quien añadió que ahora hay un breve descanso.
La Casa Blanca cuenta una hora y media de reunión, al dar inicio a la misma a las 13:44 hora localy darla por finalizada a las 15:17.
La agenda de las conversaciones se iba a centrar en esta primera reunión en el estado actual y las perspectivas de las relaciones bilaterales, la estabilidad estratégica, temas de seguridad informática y la lucha contra la ciberdelincuencia.
Además de temas relativos a la cooperación económica, el clima, el Ártico y la lucha contra el coronavirus.
Biden lo calificó como un encuentro “entre dos grandes potencias” y aseveró que “siempre es mejor reunirse cara a cara”. Putin, por su parte, expresó esperanzas de que las conversaciones serán “productivas”.
El encuentro en un salón forrado de libros tuvo un inicio algo incómodo: ambos líderes trataban de evitar verse a los ojos durante una caótica sesión para los camarógrafos.
En cierto momento, Biden pareció asentar con la cabeza cuando un reportero le preguntó si cree que se puede confiar en Putin. La Casa Blanca luego envió en tuit insistiendo en que Biden “muy claramente no estaba respondiendo a una pregunta específica, sino asentando con la cabeza para reconocer a la prensa”.
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, explicó que el mandatario estadounidense sacudió la cabeza al ver el caos que se había desatado entre los periodistas en el interior de la biblioteca de la Villa La Grange.
“Durante un caótico 'vía libre para todos' con miembros de la prensa gritándose unos a otros, el presidente (Biden) sacudió la cabeza de forma general en dirección a los medios”, afirmó Psaki.
La portavoz agregó que el mandatario de Estados Unidos no estaba respondiendo a ninguna pregunta o cualquier otra cosa más que “al caos”.
En el inicio de la reunión hubo gritos y empujones por parte de periodistas estadounidenses y rusos, tanto en el exterior de la Villa La Grange como adentro de la biblioteca.
Los reporteros estadounidenses se quejaron de que no permitieron entrar a todos lo que tenían autorización para acceder a la biblioteca de la mansión, mientras que el canal ruso Russia-24 culpó a los periodistas de Estados Unidos por "buscar las mejores posiciones".
Putin ignoró las preguntas que gritaban los periodistas, incluyendo una sobre si temía al encarcelado líder opositor ruso Alexei Navalny.
Los dos líderes sí se dieron la mano —Biden extendió la suya primero, sonriendo mientras el líder ruso mantenía expresión estoica— cuando posaron con el presidente suizo Guy Parmelin, quien les dio la bienvenida a la cumbre.
Tras el descanso ambos líderes pasarán al formato ampliado, en el que participan además de Putin y Biden cinco asesores de cada una de las delegaciones.
Después aún habrá una segunda parte en el formato extendido antes de que los mandatarios ofrezcan una rueda de prensa por separado.
Durante meses, ambos han intercambiado acusaciones duras. Biden ha acusado a Putin de avalar ciberataques, de conductas antidemocráticas al encarcelar al líder opositor y de interferir en las elecciones norteamericanas.
Putin, por su parte, ha contestado señalando al asalto del 6 de enero contra el Capitolio en Washington como prueba de que Estados Unidos no tiene derecho a dar lecciones a otros sobre normas democráticas, e insistiendo en que Rusia no ha interferido en ningunas elecciones, pese a que los servicios de inteligencia estadounidenses dicen lo contrario.