Miles de bomberos y reservistas siguen luchando tras caer el sol contra los más de 200 incendios activos en los estados australianos de Nueva Gales del Sur y Victoria que han cobrado al menos 23 vidas y arrasado tres millones de hectáreas en las últimas 10 semanas desde el inicio de la temporada en agosto.

Al menos seis personas siguen desaparecidas en Victoria, donde hay por lo menos 50 incendios en curso, según han informado las autoridades del estado al diario Sydney Morning Herald.

Los otros 150 focos se concentran en el estado más afectado, el de Nueva Gales del Sur, diez de los cuales han obligado a declarar la alerta total en las poblaciones circundantes.

El frente cálido de las últimas horas ha rebasado todas las expectativas. Entre los vientos de más de 100 kilómetros por hora y los 48º centígrados que se han llegado a alcanzar en localidades como Penrith, los fuegos han comenzado a comportarse "de forma errática" hasta el punto que los bomberos solo pueden dirigirlos a zonas seguras, según han explicado fuentes de Bomberos al diario The Guardian.

Por todo ello, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, ha anunciado la movilización de 3 mil reservistas por vez primera en la historia del país para asistir en las tareas de extinción y evacuación.

"Quiero dejar claro que vamos a incrementar este despliegue en las próximas horas", ha añadido Morrison antes de anunciar un gasto adicional de 12 millones de euros para alquilar otros cuatro hidroaviones.

El despliegue de los reservistas actuará "a tiempo completo para proporcionar atención de emergencia médica y civil", según la ministra de Defensa australiana Linda Reynolds, en declaraciones recogidas por el Sydney Morning Herald.

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