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Jesús Chuy García es un duranguense nacionalizado estadounidense. Vive en Chicago y busca llegar al Congreso de Estados Unidos para hacer cambios en materia migratoriay mejorar la relación entre ese país y México.
García (demócrata) es amplio favorito para ser elegido en el proceso del próximo 6 de noviembre, por el Distrito 4 de Chicago, Illinois.
Hoy en día, asegura en entrevista con EL UNIVERSAL, los mexicanos siguen siendo atacados por el presidente Donald Trump y se han convertido en el chivo expiatorio al que se le acusa y se le señala.
El mexicoamericano, de 62 años, afirma que los connacionales son un enemigo ficticio, porque son una comunidad que abona a la economía estadounidense de forma abundante.
Chuy García reconoce que si bien el anhelo en materia migratoria ha sido una reforma integral, dado el actual clima en Estados Unidos, ésta vendrá en “pedazos”.
¿Cómo va la campaña?
—Va muy bien porque el distrito me favorece en varios aspectos, tiene una población de super mayoría de latinos (65%).
La población latina tiende a ser una población de votantes progresistas.
¿Cuál es su filosofía?
—Creo que lo que ha sido más consistente de mi vida pública, no sólo electoral sino también en el sector social: mi trabajo comunitario. La lucha por la justicia social, por cambios fundamentales con respecto a la igualdad en la sociedad.
Soy un luchador progresista por la justicia social.
¿Cuál es la condición de los mexicanos en Chicago?
—Seguimos siendo agredidos por el presidente Donald Trump y su partido en ambas cámaras del Congreso. [Los migrantes] somos el chivo expiatorio más importante en estos tiempos en Estados Unidos. Por otro lado, en Chicago, las comunidades mexicanas son las que tienen los mayores índices de vitalidad económica. Se nota la vitalidad de la comunidad porque es trabajadora, estudiosa, porque trae una presencia a las calles.
¿Esa vitalidad no es valorada?
—Sin duda alguna a partir de la candidatura de Donald Trump, desde el primer día, cuando ataca a los mexicanos, entre otros, se ha creado un mito, se ha creado una forma de pensar que está enraizada en la intolerancia, en creencias racistas y xenofóbicas en contra de la comunidad mexicana migrante para crear un enemigo. Se ha demonizado. Se tiende a crear enemigos ficticios y es lo que ha hecho Donald Trump.
[El presidente] ha contagiado a otros grupos minoritarios.
¿Con este enemigo ficticio quién paga las consecuencias?
—Sin duda alguna, el efecto de este ambiente xenofóbico lo paga la comunidad mexicana, los migrantes. El temor, la inseguridad que han creado en barrios en donde la gente tiene miedo que pueda llegar la migra; los niños y niñas van a clases pensando que cuando regresen no va a estar su papá o su mamá. Todo eso nos preocupa. El gobierno bajo el liderazgo de Donald Trump está llegando a niveles sin precedente, sin ética o consideración humanitaria.
¿Por qué Chuy García debe llegar a Washington?
—Porque yo represento la esencia de lo que es ser un migrante en Estados Unidos.
Vine aquí a los nueve años de edad, he estudiado, trabajado, he cumplido con todas las leyes.
[En la campaña] hemos participado en crear comunidad con personas distintas a lo que somos nosotros.
¿Qué promete en caso de llegar a la Cámara Baja?
—Espero que el triunfo de los demócratas en la Cámara de Representantes rompa el esquema actual que ha puesto Donald Trump, porque él ha tomado de rehén a su partido y es muy lamentable que no haya voces diversas dentro del partido.
Espero que retomar mayoría en la Cámara de Representantes impacte en una nueva relación entre Estados Unidos y México.
Hay que trabajar en los temas candentes de México y Estados Unidos: narcotráfico, desarrollo más equitativo y lo nuevo que viene para México por la composición de lo que será su nueva administración.
¿Cuál puede ser la reforma migratoria más adecuada?
—Casi por tres siglos hemos exigido la reforma comprensiva integral.
Creo que, por todo lo que hemos vivido en los últimos dos años, la reforma migratoria va a tener que venir en pedazos. La cuestión del trato hacia menores es la apertura que permite reevaluar la esencia de lo que hablamos, de que se les debe tratar como seres humanos.
Luego los jóvenes DACA, que también son electores en Estados Unidos, entienden de lo que hablamos, pese a ser niños americanos con actas de otro país. Eso trae un argumento moral muy fuerte.
En vez de un proyecto de ley que trate toda la materia, tendrá que venir en pedazos.
bft