Río de Janeiro.— La represa de una minera del sureste de Brasil colapsó ayer, inundó una comunidad cercana con fango marrón oscuro y dejó al menos siete muertos, además de numerosos desaparecidos.
Algunas zonas de la ciudad de Brumadinho fueron desalojadas y los bomberos realizaban rescates con un helicóptero y vehículos terrestres. El canal local de televisión TV Record mostró un helicóptero de bomberos volando a centímetros del suelo mientras sacaban a una mujer cubierta de lodo de las aguas residuales.
Las fotografías mostraban techos de inmuebles que sobresalían sobre un extenso terreno cubierto de lodo, que también bloqueó caminos. El torrente de desechos llegó hasta la comunidad de Vila Ferteco y a una oficina administrativa de la compañía minera brasileña Vale SA, donde había empleados.
Hasta la tarde de ayer se habían recuperado siete cadáveres, indicó la oficina del gobernador del estado de Minas Gerais, Romeu Zema.
El director general de Vale, Fabio Schartzman, dijo desconocer las causas del desplome. El incidente ocurrió cuando cientos de personas estaban laborando. Las autoridades detallaron que fueron rescatadas 270 de las 427 personas que estaban en el lugar. “Las principales víctimas fueron nuestros trabajadores”, dijo Schartzman. “El lodo cubrió un restaurante a la hora de la comida”, agregó.
Zema aseguró que las probabilidades de rescatar con vida a los desaparecidos son “mínimas”: “Las autoridades han hecho todo lo posible para rescatar sobrevivientes, pero sabemos que a partir de ahora las chances son mínimas y muy probablemente rescataremos solamente cuerpos”.En 2015, otra presa operada por Vale y la compañía minera australiana BHP Billiton colapsó en la ciudad de Mariana, en Minas Gerais, causando la muerte de 19 personas y el desalojo de cientos más.
El colapso de 2015, considerado el peor desastre medioambiental en la historia de Brasil, dejó a 250 mil personas sin agua potable y provocó la muerte de miles de peces. Unos 60 millones de metros cúbicos de residuos contaminaron ríos y llegaron al océano Atlántico.
Schartzman señaló que lo sucedido el viernes fue “una tragedia humana de mayores dimensiones que la de Mariana, pero posiblemente el daño ambiental será menor”.
El presidente Jair Bolsonaro expresó que lamentaba el incidente y envió a tres ministros de gabinete al lugar: “Adoptaremos todas las medidas posibles para minimizar el sufrimiento de las familias y las víctimas”.
Bolsonaro tenía previsto recorrer hoy la zona en helicóptero.
El gobernante prometió en su campaña impulsar la economía de Brasil en parte con la eliminación de controles a la minería y otras industrias. Grupos ambientales dijeron que el vertido de relaves del viernes ponía de relieve la falta de controles.
El derrame más reciente “es una triste consecuencia de las lecciones no aprendidas por el gobierno brasileño y las compañías mineras responsables de la tragedia en la presa Samarco, también controlada por Vale, en Mariana”, afirmó Greenpeace. Amnistía Internacional exigió a las autoridades brasileñas una investigación “inmediata, imparcial, independiente y detallada” e identificar a los responsables por la ruptura de la represa.
“La historia se repite”, tuiteó Marina Silva, ex ministra del ambiente y tres veces candidata presidencial.
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, dijo que el desastre en Brumadinho no puede ser atribuido al gobierno de Bolsonaro puesto que lleva en funciones menos de 30 días.
Los ríos de residuos mineros han generado temor de una contaminación generalizada, pero de acuerdo con Vale, están compuestos de arena y no son tóxicos. Sin embargo, un informe de la Organización de las Naciones Unidas encontró que los desperdicios del desastre de 2015 “contenían altos niveles de metales pesados tóxicos”.
arq