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La renuncia de Robert Mugabe, que estuvo 37 años en la presidencia de Zimbabue, suscitó el martes el beneplácito de diversas naciones occidentales, al tiempo que la ONU pidió calma a la población del país africano.
La primera ministra británica Theresa May afirmó que la renuncia de Mugabe da a Zimbabue “una oportunidad para construir un nuevo camino libre de la opresión que caracterizó al régimen del gobernante”.
May afirmó que el pueblo zimbabuense mostró su deseo de efectuar “elecciones libres y transparentes y la oportunidad de reconstruir la economía del país bajo un gobierno legítimo”.
Gran Bretaña, la expotencia colonialista, es la “amiga más antigua de Zimbabue” y “ayudará al país a alcanzar el futuro brillante que tanto merece”, agregó.
Mugabe renunció el martes después de 37 años en el poder en momentos en que el parlamento de Zimbabue se disponía a emprender el proceso para destituirlo mediante un juicio político.
El canciller británico Boris Johnson dijo que el gobernante fue “un déspota que empobreció a su país” y su salida es un “momento de júbilo” para Zimbabue.
A la pregunta de si Mugabe y su esposa, Grace, deberían ser llevados ante la justicia, Johson declaró que “esa es una decisión que compete al pueblo de Zimbabue”.
Por su parte, la embajada de Estados Unidos en Zimbabue dijo que la dimisión “marca un momento histórico” para el país africano y felicitó a todos los zimbabuenses por alzar su voz.
En su comunicado más reciente, la embajada señaló que “cualesquiera sean los acuerdos de corto plazo que el gobierno pueda concertar, el camino hacia adelante debe conducir a la realización de elecciones libres, transparentes e incluyentes”.
Estados Unidos también pidió que “se respete de manera firme el estado de derecho”.
En 2003, Washington impuso sanciones limitadas: una prohibición a viajar a ese país y un congelamiento de bienes de Mugabe y sus colaboradores, bajo el argumento de que el gobierno zimbabuense violaba los derechos humanos y había evidencias de fraude electoral.
En la ONU, el portavoz adjunto del secretario general Antonio Guterrez dijo que éste pidió a los zimbabuenses “mantener la calma y la moderación” tras la renuncia de Mugabe.
El vocero Farhan Haq dijo que cualquier análisis de los acontecimientos le corresponde a la prensa.
“El secretario general y sus predecesores habían dejado claro nuestra expectativa de que todos los gobernantes escuchen a sus pueblos. Ésa es una piedra angular de toda forma de gobierno y necesita ser atendida en todos los continentes y en todas las naciones”, apuntó.