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En un encuentro organizado por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se debatió los pros y contras de la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech, que iniciará próximamente su aplicación en el país.
En el debate participaron la directora Ejecutiva de la Unidad de Investigación, Desarrollo e Innovación Médica y Biotecnológica (UDIMEB) de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Sonia Mayra Pérez Tapia; el presidente de la Sociedad Mexicana de Virología, Ramón González García Conde, y la docente investigadora de la UAQ, Karina Acevedo Whitehouse.
En el encuentro, tanto Pérez Tapia como González García Conde coincidieron en que la vacuna ha pasado por una evaluación rigurosa por comités de expertos a nivel internacional; y aunque si bien es cierto que la emergencia llevó a los investigadores a acortar los procesos del desarrollo, el protocolo de aprobación es exhaustivo y para que tanto la Comisión Federal para la Protección contra
Riesgos Sanitarios (Cofepris) en México, y la Administración de alimentos y Medicamentos (FDA) en Estados Unidos autorizaran a aplicarla en la población en general, es porque se tiene evidencia suficiente de su eficacia y seguridad en animales, primates no humanos y en una muestra representativa de seres humanos.
“Para mí, con la información dada, dadas las circunstancias de pandemia, los estudios realizados, los antecedentes de seguridad de la plataforma, los resultados que hasta este momento se tienen porque el estudio continúa, para mí son suficientes para dar una autorización (de la vacuna) por emergencia”, señaló Pérez Tapia.
En este sentido, González García Conde expuso que no ha habido en la historia de la epidemiología un mayor escrutinio que el que se está viendo ahora con todas las vacunas que se están probando a nivel mundial para frenar la pandemia de Covid-19. Al respecto de la vacuna de Pfizer/BioNTech, el investigador afirmó que ya no puede ser considerada una vacuna experimental, en el sentido de que ya se probó en miles de personas con demostrada eficacia y demostrada seguridad, por lo que consideró también que hay pruebas suficientes para que se apruebe como vacuna de emergencia y afirmó que mientras que la discusión de las estadísticas es necesaria entre pares científicos, el mensaje a la sociedad en general es que sí deben de vacunarse.
Con respecto a los posibles efectos secundarios de la vacuna anti-Covid-19, Acevedo Whitehouse señaló que uno de los vacíos más importantes del estudio hecho por Pfizer/BioNTech es que no contempla ni a niños ni a adolescentes ni a población con un sistema inmunológico comprometido; sin embargo, Pérez Tapia indicó que esperar un 100 por ciento de seguridad es imposible en cualquier tratamiento, y consideró que después de leer el informe del laboratorio, para los organismos evaluadores como la Cofepris y la FDA, los eventos adversos que se presentaron no justifican de ninguna manera una pérdida de eficacia o un motivo por el cual no se autorice la vacuna.
“El beneficio de la vacunación está demostrado y es la mejor intervención de salud que podemos tener en este momento, ante la situación de pandemia y ante la gravedad o mortalidad de la enfermedad”, dijo.
Al concluir el debate, la rectora de la UAQ, Teresa García Gasca efectuó una reflexión sobre las diferentes posturas de los científicos presentadas en el encuentro y expresó que la ciencia no es absoluta, sino dinámica a través del tiempo, por lo que siempre es necesario estar abiertos a todas las expresiones.
García Gasca puntualizó que la UAQ no está en un plano anti vacuna, sino por el contrario, se considera que la vacuna es una de las grandes opciones que tiene la sociedad para comenzar a superar la pandemia.
“La postura institucional de la UAQ es poner las ideas a confrontación, argumentadas y fundamentadas, que nos permitan integrar un mejor juicio de no generar pánico ni confusión, pero el mensaje es claro: se están llevando a cabo enormes esfuerzos científicos para lograr combatir esta pandemia y en ese sentido, muchos de esos esfuerzos son aplicados de forma emergente y habrá cierto grado de incertidumbre, pero tenemos que vivirla, porque el riesgo(de contraer la enfermedad) es mayor si no lo hacemos”, concluyó.