La atención mundial está depositada en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia que tiene en vilo al planeta.
Durante estas semanas, la cruda realidad de una guerra en pleno continente europeo ha desplazado de los titulares a la pandemia del Covid-19, pero esta sigue perjudicando a la salud pública.
Aunque muchos países ya cuenten con altos índices de vacunación e inmunidad natural, seguimos expuestos a nuevos brotes del patógeno, la amenaza de nuevas variantes y la incertidumbre sobre si necesitaremos más vacunas.
Gran parte del mundo experimenta un nuevo repunte de casos. China, por ejemplo, reimpuso esta semana duros confinamientos no vistos desde comienzos de 2020.
Este 11 de marzo se cumplieron dos años desde que se declaró la pandemia.
Te explicamos tres desarrollos clave sobre el coronavirus en lo que va de 2022.
Este término ha aparecido frecuentemente en varios sitios de noticias en las últimas semanas.
Se llama así por ser una "recombinación" de las variantes delta y ómicron, pero no es una nueva variante como tal.
"Me gustaría aclarar que no existe una nueva variante llamada 'deltacron'. Debe evitarse usar esta terminología", dice el doctor Sylvain Aldighieri, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
"La recombinación es un fenómeno natural descrito en diferentes virus como un mecanismo de mutación para intercambiar material genómico. Esto puede ocurrir cuando dos virus de la misma especie, pero genéticamente diferentes infectan la misma célula en el mismo individuo", añadió Aldighieri.
Los primeros casos de deltacron se detectaron en Francia en enero de 2022.
Desde entonces, ha sido registrada en Bélgica, Alemania, Dinamarca, Países Bajos y, más recientemente, en Reino Unido, Estados Unidos y Brasil.
El número total de casos sigue siendo bajo.
"Actualmente, no hay evidencia de patrones de transmisión crecientes o cambios en los resultados clínicos debido a este evento de recombinación. Aunque no se espera una amenaza específica para la salud pública, la vigilancia genómica debe mantenerse y fortalecerse para detectar temprano cualquier cambio en el comportamiento del virus", dice Aldighieri.
Tras más de un mes de bajada, los casos de Covid-19 han vuelto a incrementar en el mundo desde la semana pasada.
Las nuevas infecciones aumentaron un 8% en la semana del 7 al 13 de marzo respecto a la semana anterior. En total, se registraron 11 nuevos millones de casos.
La mayor subida se dio en la región del Pacífico occidental, incluyendo Corea del Sur y China, donde los casos crecieron un 25% y las muertes un 27%.
África, por otra parte, también experimentó una subida del 12% de nuevas infecciones y un 14% más de muertes.
En Europa, si bien no se ha registrado un incremento de muertes, un número de expertos ha expresado su preocupación de que el continente puede estar afrontando una nueva ola, con nuevos casos incrementándose desde el comienzo de marzo en países como Austria, Alemania, Suiza, Países Bajos y Reino Unido.
Estados Unidos y América Latina siguen viendo cómo bajan sus infecciones, aunque algunos expertos piensan que lo que se ve en otras regiones del mundo puede pronto generalizarse al resto de continentes.
Y esto, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), podría ser solamente la punta del iceberg, ya que muchos países han dejado de diagnosticar masivamente a sus poblaciones a la vez que han suprimido restricciones.
"El aumento de casos a nivel mundial es preocupante. Nos recuerda que todavía no estamos en una situación endémica con un número estable de casos ni en un escenario donde los niveles de infección se expliquen a través de la estacionalidad", dice el profesor Aris Katzourakis, de la Universidad de Oxford en Reino Unido.
"Estoy de acuerdo con flexibilizar las restricciones porque no se puede pensar como una emergencia después de dos años", dice Antonella Viola, profesora de inmunología en la Universidad de Padua en Italia.
"Sólo tenemos que evitar pensar que el Covid-19 ya no está. Y, en consecuencia, mantener las medidas estrictas necesarias, esenciales para el continuo monitoreo y rastreo de casos, y mantener la obligación de usar cubrebocas en lugares cerrados o llenos".
Entre los factores que explican el aumento de casos se encuentran esta relajación de medidas de contención, el abandono de las pruebas diagnósticas masivas, la disminución de la protección de las vacunas y la alta prevalencia de ómicron y su subvariante BA.2, las más transmisibles hasta la fecha.
Ómicron causó alarma mundial por disparar nuevas infecciones en todo el mundo a fines de 2021 y comienzos de 2022.
Ahora su acción conjunta con la subvariante BA.2 sigue explicando en parte este nuevo aumento de casos.
"La dominancia de BA.2 indica una probabilidad alta de que su elevada transmisibilidad y evasión inmunitaria sean parte de este aumento global", dice Katzourakis.
No hay evidencia de que BA.2 cause una enfermedad más severa ni que alguna otra variante esté empujando el aumento global de casos.
A fines de febrero, la OMS aclaró que el sublinaje BA.2 debe continuar considerándose como una variante de preocupación y permanecer clasificada como ómicron.
La disminución de la protección de las vacunas parece ser otra de las causas detrás del aumento de casos global.
Ya está bastante claro que la inmunidad disminuye con el tiempo. Hay personas que se han contagiado, incluso teniendo tres vacunas o habiéndose infectado de Covid-19 anteriormente.
Esto es porque la protección contra la infección desvanece antes, pero nuestras defensas contra enfermarnos de gravedad o morir duran mucho más tiempo.
"Las vacunas disponibles tienen una limitada y transitoria efectividad contra la infección asintomática y leve, pero proveen mucha mayor y más duradera protección contra las enfermedades graves", explica el profesor Adam Finn, de la Universidad de Bristol en Reino Unido.
De igual modo, esta disminución de la protección puede generar la incertidumbre sobre si necesitaremos más dosis de refuerzo o nuevas vacunas en el corto o medio plazo.
"La disminución del efecto protector de las vacunas jugará un papel cada vez mayor, ya que más personas perderán protección contra la infección y hasta cierto punto contra una mayor severidad", señala Katzourakis.
Una disminución significativa de la inmunidad puede llevar a nuevas olas de coronavirus y, a la larga, mayor presión hospitalaria.
Es posible que tengamos periodos "tranquilos" de Covid-19 y otros donde nos golpee de vuelta cuando la suficiente inmunidad haya disminuido.
Qué tan protegidos estamos es algo que los científicos revisan frecuentemente.
"Algunos países ya están movilizando una cuarta dosis para ciertos grupos de pacientes. Es clave analizar los datos para decidir qué tan rápido y qué tanto extender esta estrategia", dice Katzourakis.
"Es muy probable que veamos la necesidad de otra dosis de la vacuna Covid-19 este año, ya sea otro refuerzo con la fórmula original o una nueva. El intervalo de tiempo desde la última dosis aún está por verse", añade John O'Horo, doctor en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo en Estados Unidos.
"Es probable que las futuras decisiones políticas sobre las dosis de refuerzos se guíen por la necesidad de dirigirse a las personas con mayor riesgo de enfermedad grave, principalmente los ancianos, pero también aquellos con afecciones subyacentes que resultan en un peor pronóstico", completa el profesor Finn.
Más a largo plazo, ya se está trabajando en una nueva generación de vacunas de coronavirus que puedan ofrecer mayor protección de largo alcance.