Más allá del guión que ha sorprendido a muchos, de las escenas violentas y de los fácilmente reconocibles vestuarios, en el diseño de producción de El Juego del Calamar hay un elemento que seguramente se quedará con nosotros por mucho tiempo: la muñeca que aparece durante el juego “Luz roja, luz verde”.
Este es el primer juego que vemos en la serie y que logra impactarnos. En él, la enorme figura robótica le da la espalda a los concursantes mientras canta una canción, permitiendo que corran hacia la meta; cuando deja de cantar y voltea, se encarga de detectar a los que no dejaron de moverse, quienes serán asesinados.
La figura que aparece en el primer episodio de la serie está inspirada en Cheolsoo y Younghee, dos personajes que aparecían en los libros de texto de educación básica en Corea del Sur durante las décadas de los setenta y ochenta, de acuerdo con el sitio web Koreaboo.
Esto fue explicado por los realizadores de la serie en un “detrás de escena” publicado por Netflix. HoYeon Jung, la actriz y modelo que interpretó a Kang Sae-Byeok, contó en el programa The Tonight Show de Jimmy Fallon que el vestuario y apariencia de la muñeca es algo familiar para muchos coreanos.
Cheolsoo y Younghee son usados en El Juego del Calamar como símbolo de recuerdos infantiles. Así como los juegos en que participan los personajes, son elementos nostálgicos con un giro retorcido.
A mediados de octubre comenzaron a circular en redes sociales fotos de la muñeca exhibida en una zona rural de Corea del Sur, a unas tres horas de Seúl. De ahí salió el rumor de que la figura en realidad pertenecía a un museo dedicado a los carruajes y que había sido un préstamo para la producción de la serie.
La foto es real, pero no es verdad que la muñeca pertenezca a un museo, según verificó el sitio web Snopes. La figura robótica fue un elemento de utilería diseñado específicamente para el programa. Después de las grabaciones sería almacenada temporalmente en ese museo pero, debido a un “error de comunicación”, terminó siendo exhibida en la entrada del lugar. Actualmente sí está en resguardo.
Por otro lado, en la ciudad filipina de Manila fue colocada una réplica de la muñeca con tres metros de altura, asegura el sitio web Hypebeast. Fue instalada como publicidad por Netflix en un transitado cruce de calle, y sus ojos emiten luz roja si alguien sigue caminando cuando el semáforo indica que se detengan; sobra decir que bastante gente se ha retirado asustada de su vista.
Aunque la muñeca de la serie no está basada en algún juguete tradicional, sí nos puso a pensar en otros ejemplos. ¿Cuál de ellas te gustaría ver en un programa al estilo de El Juego del Calamar?
Foto: Pixabay/ Tkmisaw
Es un souvenir tradicional, cuyo encanto radica en su sencillez. Consiste en una muñeca de madera, con la cabeza más grande que el resto del cuerpo y sin extremidades; su cuerpo, ropa y rostro son pintados a mano.
Las kokeshi nacieron en la región boscosa de Tohoku, probablemente a finales del siglo XIX. Existen varias historias que explican su origen pero la más plausible, según la Oficina Nacional de Turismo de Japón, narra que los pobladores de zonas con aguas termales acostumbraban crear este tipo de juguetes de madera y comenzaron a venderlo como recuerdito a los turistas, quienes llegaban cada invierno desde los pueblos agricultores cercanos.
En general, existen 11 tipos de kokeshi, uno por cada zona productora en la región de Tohoku. No hay dos muñecas iguales, dado que son hechas a mano y cada zona (incluso cada taller) le pone su personalidad. Están las piezas de Aomori, que se decoran con patrones usados por la etnia ainu, o las muñecas del onsen (baño tradicional) Naruko, en Miyagi, cuyas cabezas se pueden girar y generan un sonido característico.
Foto: Archivo EL UNIVERSAL
Dönxu y Lele son dos tipos de muñecas de origen otomí que se han convertido en un auténtico símbolo de Querétaro y, desde 2018, son patrimonio cultural del estado.
Se elaboran de manera tradicional en el municipio de Amealco de Bonfil, específicamente en la comunidades de San Ildefonso Tultepec y Santiago Mexquititlán. Nacieron con un propósito lúdico, para que los más pequeños de las familias jugaran, y su tamaño va de 3 a 45 centímetros.
No son iguales las muñecas elaboradas en una comunidad que en la otra. Sus diferencias van desde la elaboración hasta la vestimenta.
En San Ildefonso Tultepec, la muñeca es conocida como Dönxu. Se confecciona con popelina para el cuerpo y borra para el relleno; sus ojos, nariz y boca están bordados. En su falda suele llevar una flor de maguey y su blusa es blanca, aunque el resto de la vestimenta es de colores.
Su peinado consiste en dos trenzas con listones de colores. Puede llevar un sombrero blanco como las mujeres de la comunidad.
Lele es la muñeca de Santiago de Mexquititlán, y su nombre significa “bebé”. Es elaborada en trapo. Viste una blusa de manga larga con tela de Jacquard en diferentes colores con acabado satinado; sus dos trenzas se cruzan sobre su cabeza y son decoradas con una corona de listones. En esta artesanía el rostro puede ser bordado o hecho de aplicaciones de tela.
Foto: Pixabay/ Schwoaze
En Rusia, esta muñeca simboliza valores tradicionales como el respeto por los adultos mayores, la unidad de la familia extendida, la abundancia y la búsqueda de la verdad, explica el sitio web ThoughtCo. De hecho, la idea de que la verdad se esconde bajo varias capas de significado es un elemento recurrente en cuentos clásicos rusos.
Por ejemplo, existe un cuento sobre un hombre llamado Iván que busca una aguja, lo cual representa la muerte de un personaje malvado; la aguja está dentro de un huevo, el huevo está dentro de un pato, el pato está dentro de una liebre, la liebre se encuentra en una caja y la caja yace enterrada bajo un roble.
Entre las teorías que explican el origen de la matrioshka, la más popular dice que fue inventada en 1898 por un artista llamado Malyutin, quien se inspiró en un juguete japonés de madera. En un principio su nombre era “matryona”, haciendo referencia al arquetipo de la mujer rusa fuerte pero bondadosa; sin embargo, fue cambiado a “matrioshka” porque se consideraba muy solemne para un juguete.
Foto: Wikimedia Commons/ HelenOnline
La etnia ndebele, de Sudáfrica, crea estas muñecas con diseños coloridos y vestimenta tradicional. Usan capas hechas de cuentas y bandas en su cuello y piernas; en ocasiones también llevan un velo con cuentas llamado nyoga, el cual usan las novias antes de casarse, cuenta el Museo Michael C. Carlos de la Universidad Emory.
En el pasado las chicas recibían estas muñecas durante su transición de niñas a mujeres, puesto que era visto como un amuleto de fertilidad. Hoy en día se trata más que nada de una decoración y souvenir.
Foto: Unsplash/ Roméo A
Se trata de un muñeco japonés que se relaciona con cumplir los objetivos y deseos, incluso es considerado un amuleto. Está inspirado en el monje Bodhidharma, fundador del budismo zen.
Esta figura no tiene extremidades y se caracteriza por el uso del color rojo. Originalmente tampoco tiene ojos pero, si quieres que te ayude a hacer realidad un propósito, debes pintarle un ojito antes y otro después de cumplir tu deseo.
Un muñeco daruma aparece en una película de terror que, curiosamente, trata sobre un grupo de persona enfrentándose a diversos juegos mortales. La cinta en cuestión se llama “Como Dios quiera” y fue dirigida por el japonés Takashi Miike en 2015. En uno de los juegos, el daruma está volteado de espaldas a los concursantes, quienes deben correr para apretar un botón antes de que la figura gire hacia ellos, o morirán. ¿Te suena familiar? Se ha acusado al creador de El Juego del Calamar de usar esta historia para su programa.