En un cruce de Times Square, una mujer mira directamente a la cámara de Anabelén Torres Landa, queretana que en el 2016, cuando apenas contaba con 14 años, tomó un avión hacia Nueva York para adentrarse en el mundo de la fotografía.
Con el tiempo, la joven ha cimentado una carrera prometedora en el arte y el mundo publicitario, pues ya figura como colaboradora de periódicos locales y revistas como Go New York, de Estados Unidos.
Durante la entrevista con CLASE, Anabelén realiza una retrospectiva en la que se ubica entrando a hurtadillas a la habitación de sus padres, donde su mamá atesoraba una cámara fotográfica, con la que exploraba las texturas, los colores y las líneas de todos los rincones, cuando no había nadie en casa.
“Todo empezó como un juego. Mi mamá compró una cámara, la guardó en el vestidor y al percatarse de mis ojos curiosos, me dijo: ‘no la vayas a tocar’, pero cuando se iba al súper, yo corría a su habitación, la sacaba de su caja y me ponía a fotografiar las plantitas, el plato en la mesa, al perro… hasta que un día encontró las fotos en la memoria. Para mi sorpresa no se molestó, y desde entonces cargar con una cámara siempre se hizo costumbre. Me volví la fotógrafa oficial de las salidas en familia hacia Bernal o los shootings con mis amigas”, cuenta.
Con la curiosidad de una autodidacta, Torres Landa aprendió de técnica fotográfica sobre la marcha, hasta que vio el anuncio de un curso de mes y medio, en la prestigiada escuela de Nueva York Film Academy, y fue entonces cuando decidió expandir sus límites emprendiendo un viaje hacia el país del norte.
“A los 14 años mi cámara y yo tomamos un vuelo hacia Nueva York. Aunque tenía miedo, eran más mis ganas de conocer y vivir en un lugar que nunca había visitado; una ciudad grande y complicada, pero a la vez hermosa.
Durante mi estancia conocí a personas increíbles; tuve maestros que me apoyaron desde un principio, que alimentaron mi perspectiva,
y me ayudaron a encontrarme. Esa Anabelén que siempre estaba por ahí encerradita, salió. Además, allá el apellido no importaba nada, todo el mundo te conocía por tu nombre y lo que hacías”, recuerda.
La emoción se hace presente en los ojos de la joven cuando comparte alguna nueva anécdota sobre su experiencia en Manhattan, lugar que al modo del flaneur francés, recorrió buscando la mejor toma.
“Recuerdo sobre todo el primer día de clases. Ese día, luego de presentar las nociones generales sobre el manejo de la luz, la exposición y la apertura, nos dijeron: ‘bueno, tienen dos horas para hacer cinco fotos’. Literalmente nos aventaron al ruedo, ¡y yo sin conocer la ciudad!
Entonces, cada noche previa a esa clase, aprovechaba para estudiar el mapa del metro y planear mis recorridos fotográficos. Incluso una vez hice una sesión a las tres de la mañana en Times Square, de las mejores que he hecho en mi vida”, relata.
Entre cada clase, Anabelén cuenta que era usual que estudiantes de cine, teatro y fotografía se reunieran para dialogar y compartir algunas comidas. Dentro de esas conversaciones casuales, surgió una nueva inquietud: hacer cine.
“Me gustaría estudiar diseño en producción de cine o cinematografía. En mis planes está regresar a Nueva York, a la misma escuela, o a otro lugar para centrarme en este arte. Quiero llegar a producir películas que impacten en la sociedad; llevar a la pantalla grande esas historias que son basadas en hechos reales”, expresa Torres Landa, quien lamenta que la calidad cinematográfica en el país haya decrecido después de haber brillado a nivel internacional con la producción de importantes títulos durante la época del siglo de oro mexicano.
“Tú vas a un set y todos son hombres; la mayoría de las mujeres en estos espacios son actrices, y no está mal, pero yo quiero vernos en el medio trabajando detrás de cámaras, quiero ver a una mujer recibiendo un Óscar o un premio en el Festival de Cannes; y yo quiero ser esa mujer”, asevera Anabelén, quien apegada a esta idea, hace un año decidió que el concepto de su fiesta de quince años sería una Noche de los premios Oscar. Para la celebración diseñó su propio vestido bajo la guía de Carlos del Toral, mismo que asegura, usará cuando sea invitada a una noche de gala del Oscar.
A la par de sus estudios de preparatoria, Torres Landa colabora en diferentes casas editoriales, se oferta como fotógrafa para sesiones fotográficas y de manera casi religiosa, se dedica a perfeccionar su técnica todos los días. “La mejor fotografía está donde menos lo esperas, por eso cargo con mi cámara siempre”, dice.
Su trabajo ha sido reconocido en concursos organizados por el Centro Profesional de Artes Escénicas PROART, y subastado en diferentes eventos organizados en la ciudad. Recientemente fue invitada a formar parte de un proyecto documental fotográfico, que será realizado en Nepal, en enero del 2019.
“Me invitaron a participar en un proyecto en Nepal; vamos aproximadamente 15 fotógrafos mexicanos a documentar la vida de este país asiático a través de nuestra inmersión en diferentes contextos”, comparte con entusiasmo la joven, quien asegura que uno de los principales objetivos de este proyecto es sensibilizar a través de la mirada.
“La fotografía tiene el poder de transformar. Cuando le enseñas a una persona que sufre una depresión, una foto de cuando era feliz, ten por seguro que su semblante cambiará al instante, por eso amo la fotografía”, dice con seguridad.
Temas que quisiera abordar en sus películas:
El amor, la verdadera naturaleza del ser humano y la felicidad
Le gustaría tener como escenario:
París, Nueva York y la India
Sus fotógrafos referentes principales son:
Irving Penn, Steve McCurry y Vivian Maier
Cintas predilectas:
Amigos intocables y Titanic
bft