Miles de jóvenes inmigrantes que residen en Estados Unidos celebraron ayer un nuevo fallo judicial que asesta el mayor golpe a los intentos del gobierno del presidente Donald Trump de deportarlos, al exigir la aceptación de nuevas aplicaciones.
El juez John Bates calificó el martes de “ilegal” la decisión de poner fin al DACA, el programa que protege de la deportación a casi 700 mil jóvenes llegados cuando niños a Estados Unidos con sus padres, conocidos como dreamers (soñadores) y en su inmensa mayoría latinos.
Eliana Fernández, una dreamer de 30 años, se emocionó muchísimo cuando escuchó la noticia. “Victorias como estas alientan a seguir y nos dan esperanzas, y espero que el Congreso lo vea y decida actuar y darnos una solución permanente”.
“¡Esta es otra victoria legal más para los dreamers en el camino a la Suprema Corte!”, se felicitó CHIRLA, la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles, sugiriendo que los casos terminarán en el máximo tribunal. En el mismo sentido, Sindy Benavides, directora de operaciones de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos (LULAC, por sus siglas en inglés), calificó la decisión de Bates de “completo acierto” y una “gran derrota” para el gobierno de Trump.
En contraste, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, criticó el fallo diciendo que “es una buena noticia para las organizaciones traficantes de personas y las redes criminales... La decisión judicial es extraordinariamente errónea. Lo peor es que crea un incentivo para que venga más inmigración joven ilegalmente”.