Científicos de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, llevaron a cabo un nuevo estudio e identificaron que el ejercicio, moderado o de alta intensidad, no desacelera el deterioro cognitivo en personas mayores de edad.
Después de un seguimiento de un programa de ejercicio epecializado, los expertos informaron que la actividad física les dio más condición a las personas en su vida diaria, pero no frenó el progreso de la demencia, en este caso, senil.
“No queremos alarmar a las personas con demencia y a sus familias. Usamos un programa de ejercicio muy especializado; sabemos que el ejercicio suave es bueno para ellos, no queremos que la gente deje lo que está haciendo”, precisó la profesora de la universidad y autora principal del estudio, Sarah Lamb.
La demencia es un síndrome que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria, aunque afecta principalmente a las personas mayores, no constituye una consecuencia normal del envejecimiento.
A nivel mundial, aproximadamente 50 millones de personas padecen demencia y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ante este panorama, los investigadores británicos decidieron realizar este estudio del que dio cuenta la Universidad de Oxford en un comunicado.
Los experos contaron con la participación de 494 personas con demencia, con un promedio de 77 años de edad, de las cuales a 329 se les asignó un programa de ejercitación, mientras que 165 recibieron atención habitual.
Los del grupo de ejercitación, que fue personalizado de acuerdo a su estado físico, hicieron dos sesiones de gimnasio por semana de 60 a 90 minutos, que incluían ejercicios como andar en bicicleta estática y levantamiento de pesas; también se les pidió que hicieran una hora más de actividad física por semana en sus hogares.
Los resultados mostraron que las personas que habían tenido demencia durante dos o tres años podían seguir instrucciones de ejercicio simples y mejorar su condición física y fuerza muscular. "Pero estos beneficios no se traducen en mejoras en el deterioro cognitivo”, afirmó Lamb.
Después de 12 meses, el estudio mostró que este tipo de programa de ejercicios físicos no parece ralentizar los síntomas de la demencia en personas que ya se encuentran en etapas tempranas de la enfermedad.
Sin embargo, los especialistas destacan que eso no significa que otro ejercicio suave, como caminar o bailar, no sea apropiado o útil para las personas con demencia.
La actividad agradable, ya sea en el gimnasio o en otro lugar, vale la pena por sí misma, independientemente de si retrasa o no los síntomas de demencia de las personas.