Acompañamos a Danilo Oribe, bartender de Uruguay, quien visitó por primera vez Querétaro para fungir como juez en la competencia Openflair 2017, que contó con la participación de 20 bartenders de México, Venezuela, Argentina y Colombia.
Oribe trabaja desde hace seis años para Caesars Entertainment, en uno de los hoteles del grupo: Flamingo, las Vegas. Ha competido como bartender en torneos mundiales, además de dictar seminarios sobre este tema, además de mixología.
Empecé en Uruguay a los 18 años, hace 15 y ha sido una carrera muy linda que me permite viajar a muchos países y conocer lugares, buena gente, así como disfrutar de esta pasión de la coctelería y del flair.
Al año de haber empezado supe que quería viajar y competir; a los dos años concursé en un mundial.
En el caso de flair bartending, hay que tomar un curso para capacitarse en el conocimiento de bebidas y cocteles, y la otra parte del flair es de muchísima práctica; es como un deporte que requiere de bastante repetición para conformar una rutina y presentar un coctel con su flair y su show.
Sí requiere de mucho ensayo, los que participan en la categoría de semi pro practican aproximadamente desde hace un año y los profesionales llevan hasta cinco.
Depende de cada competidor, pero lo más importante es la constancia, yo les recomiendo que lo hagan el mayor tiempo posible, por lo menos 5 o 6 días a la semana, aunque se combina también con horas de trabajo, entonces no siempre es tan fácil, pero para llegar un nivel mundial por lo menos varios años y bastantes horas por día.
En el momento que más competí en los torneos fuertes, por lo menos un mes y eran cinco o seis horas al día.
Sí, la parte más importante es la práctica de flair, pero en muchos torneos el bartender también debe crear cocteles. En 2008 tuve la oportunidad de ganar en una competencia mundial de mixología con un coctel a base de sandía macerada, con coñac, dashes de angostura y de naranja; era doble colado y con un espumante para terminar en copa.
Hay muchísimos que me gustan, desde cocteles clásicos, pasando por los de fruta fresca hasta llegar a los simples, pero a veces no se requiere del coctel más glamouroso, sino que puede ser uno clásico y un buen servicio lo que se disfruta más.
La originalidad y la dificultad de los movimientos, el show, la variedad y cómo se desenvuelven con la música y la coreografía, además de que el sabor del coctel debe ser bueno.
He competido en más de 150 torneos entonces he usado de todo; hasta música clásica.
Es algo muy bueno, es un tema que está creciendo, pero que data de muchos años. Hay muchos bartenders profesionalizándose y varias marcas apoyando y viendo su valor; ¡se ha mezclado un gran cóctel!