Las mujeres que experimentaron uno o más eventos traumáticos de por vida o varios eventos negativos en los últimos años tuvieron mayores probabilidades de ser obesas que las mujeres que no informaron de haber sufrido dicho estrés, según una investigación preliminar presentada en el Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón, que se celebran en Anaheim, California, Estados Unidos.
"Se sabe poco sobre cómo los eventos negativos y traumáticos afectan a la obesidad en las mujeres. Sabemos que el estrés afecta el comportamiento, incluso si las personas comen o comen en exceso, así como a la actividad neuro-hormonal al aumentar en parte la producción de cortisol, que está relacionada con el aumento de peso", explica la autora principal del estudio, Michelle A. Albert, profesora de Medicina y Cardiología y directora fundadora del Centro para el Estudio de la Adversidad y las Enfermedades Cardiovasculares, en la Universidad de California, San Francisco, Estados Unidos.
La obesidad, un factor de riesgo prevenible para patologías cardiovasculares y de otro tipo, afecta a más de un tercio de los adultos de Estados Unidos. Según la Asociación Americana del Corazón, casi 70% de los adultos estadounidenses tienen sobrepeso o son obesos. Las mujeres tienden a vivir más tiempo que los hombres, poniendo a las mujeres especialmente obesas y envejecidas en mayor riesgo de contraer enfermedades, según la autora del estudio Eva M. Durazo, doctora en postgrado, en el Centro NURTURE de la División de Cardiología de la UCSF.
Los autores estudiaron la relación entre los principales eventos de la vida y la obesidad en un grupo de 21.904 mujeres de mediana edad y mayores, centrándose en las mujeres con la mayor prevalencia de la obesidad. Definieron la obesidad como un índice de masa corporal (IMC) de 30 kg/m2 o superior y midieron los impactos de dos tipos de estrés: los eventos traumáticos, que podrían ocurrir en cualquier momento en la vida de una mujer e incluyen cosas como la muerte de un niño o ser víctima de un ataque físico grave, así como los eventos negativos de la vida que sucedieron en los cinco años anteriores de la vida de una mujer. Los eventos negativos incluyeron querer un empleo, pero estar en el paro más de tres meses o ser víctima de un robo.
A MAYOR NÚMERO DE EVENTOS NEGATIVOS, MÁS PROBABILIDADES DE ENGORDAR
Los científicos encontraron que casi una cuarta parte (23%) de las mujeres estudiadas eran obesas y aquellas que informaron de haber sufrido más de un evento traumático en su vida frente a eventos de vida no traumáticos tuvieron un 11% más probabilidades de obesidad. Cuanto mayor sea el número de eventos vitales negativos reportados por las mujeres en los últimos cinco años, mayor será la tendencia a aumentar las probabilidades de obesidad.
Específicamente, las mujeres que informaron de cuatro o más eventos negativos en la vida registraban un 36 por ciento más de riesgo de obesidad, en comparación con las mujeres que no informaron de estos eventos. Entre las que tenían niveles más altos de actividad física, hubo una asociación más fuerte entre el aumento del estrés acumulado/crónico y la obesidad, aunque la razón de este hallazgo sigue siendo incierta. "Nuestros hallazgos sugieren que el estrés psicológico en forma de eventos vitales negativos y traumáticos podría representar un importante factor de riesgo para los cambios de peso y, por lo tanto, deberíamos considerar la evaluación y el tratamiento del estrés psicosocial en los enfoques de control de peso", plantea Albert.
Como el estudio analiza la asociación entre los eventos estresantes y la obesidad en una instantánea del tiempo, los investigadores entienden que los estudios futuros deberían analizar la relación longitudinalmente, siguiendo el aumento de peso en las personas con el tiempo después de que se produjeran eventos en la vida.
"Es un trabajo importante porque las mujeres viven más tiempo y corren mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas, como las patologías cardiovasculares. El posible impacto en la salud pública es grande, ya que la obesidad está relacionada con un mayor riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular, diabetes y cáncer, y contribuye a los crecientes costos de atención médica", concluye Albert.
jpe