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Emma Arana y Alejandro Vázquez Mellado decidieron unir sus vidas en matrimonio, luego de tres años y medio de noviazgo, para celebrar en una hermosa ceremonia, acompañados de amigos y familiares.
A partir de las 17:30 horas, los elegantes invitados comenzaron a congregarse en el atrio del templo de San Agustín, donde minutos previos a la ceremonia, arribó la flamantete novia a bordo de un antiguo Mercedez Benz 220, del que descendió luciendo un delicado vestido corte sirena con encaje.
Las puertas del recinto se abrieron de par en par, y pronto sus 14 damas y padrinos desfilaron sobre una distinguida alfombra que fue enmarcada por centenares de alelíes y rosas blancas.
Al compás de Canon de Pachelbel, la novia ingresó del brazo de su padre, Gerardo Arana, quien la condujo hasta el altar, para entregarla a su prometido, quien aguardaba el emotivo encuentro.
“Me siento muy feliz pero con cierta nostalgia. Sé que es parte de la vida que los hijos forjen su propio destino, pero tan sólo la idea de que ya no esté en casa, siempre causará nostalgia; aunque me quedo tranquilo y con mucha emotividad, pues el novio me aseguró en el altar que la va a cuidar toda la vida”, compartió Gerardo.
La celebración religiosa fue presidida por el sacerdote Pablo González, quien en presencia de Emma Villarreal, madre de la novia, así como de María de los Ángeles Larracoechea y Francisco Vázquez Mellado, padres del novio, los declaró marido y mujer.
Durante la ceremonia, Esther Villarreal y Heriberto Narváez fueron padrinos de arras; Alfonso Vázquez Mellado y Paulina Genel, de velación; José Carlos junto con Ana y Francisco Vázquez Mellado, de lazo; Eliseo Domínguez y Fernanda Narváez, de anillos, y Carmen Cecilia Díaz, de ramo.
Entre aplausos y felicitaciones, los recién casados salieron de la iglesia para celebrar junto con sus más de 300 invitados, en el Centro de Congresos de Querétaro, donde los nuevos esposos fueron recibidos con el tema Welcome to the jungle, de Guns N´Roses.
En compañía de la música instrumental de un cuarteto de cuerdas, los invitados degustaron un menú de tres tiempos, en el que fueron servidas delicias como lasagna, chiles en nogada y mousse de chocolate como postre.
Finalmente, los recién casados cerraron la noche con un vals al ritmo de Prometo, de Pablo Alborán, y se despidieron para dirigirse a su luna de miel en un crucero por los mares de Puerto Rico.
Su historia de amor
La pareja se conoció cuando ambos realizaban su labor como paramédicos. Las experiencias y los intereses en común, pronto los llevó a cimentar una relación como novios durante poco más de tres años, motivándolos a dar el siguiente paso.
“Le hice un álbum con nuestra historia para la cena de Año Nuevo. Cuando llegó el momento de las 12 campanadas, ella leyó mis deseos en 12 fotografías, que incluía pasar el resto de mi vida a su lado, y bueno, ese deseo hoy se cumplió”, compartió el novio con una sonrisa, quien en la víspera de la celebración nupcial, llevó por primera vez una serenata hasta la ventana de su prometida.
bft
