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Científicos han hallado evidencia preliminar de un vínculo evolutivo entre comportamientos sociales del pulpo y el ser humano, especies separadas por 500 millones de años en el árbol evolutivo.
Esta relación fue advertida al estudiar el genoma de una especie de pulpo no conocido por su simpatía hacia sus pares, y luego probar su reacción conductual a la droga MDMA o éxtasis, que altera el estado de ánimo
Si se validan los hallazgos de estos experimentos --que se detallan en un artículo publicado en la revista'Current Biology'--, dicen los investigadores, pueden abrir oportunidades para estudiar con precisión el impacto de las terapias con medicamentos psiquiátricos en muchos animales que se relacionan lejanamente con las personas.
Los cerebros de los pulpos son más similares a los de los caracoles que los humanos, pero nuestros estudios se suman a la evidencia de que pueden exhibir algunos de los mismos comportamientos que nosotros", afirma el investigador principal de este trabajo, Gül Dölen, profesor asistente de Neurociencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, Estados Unidos.
"Lo que sugieren nuestros estudios es que ciertas sustancias químicas del cerebro, o neurotransmisores, que envían señales entre las neuronas necesarias para estos comportamientos sociales se conservan evolutivamente", añade.
Los pulpos, dice Dölen, son conocidos por ser criaturas inteligentes, ya que pueden engañar a sus presas para que caigan en sus garras y hay algunas pruebas de que también aprenden por observación y tienen memoria episódica. Los invertebrados gelatinosos (animales sin columna vertebral) son muy conocidos por escaparse de su tanque, comer comida de otros animales, eludir a los cuidadores y escabullirse.
Pero la mayoría de los pulpos son animales asociales y evitan a otros, incluidos otros pulpos. Pero debido a algunos de sus comportamientos, Dölen todavía pensaba que podría haber un vínculo entre la genética que guía el comportamiento social en ellos y en los humanos. Un lugar para buscar fue en la genómica que guía a los neurotransmisores, las señales que las neuronas transmiten entre sí para comunicarse.
Dölen y Eric Edsinger, investigador del Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole, Massachusetts, Estados Unidos, observaron de cerca la secuencia genómica de 'Octopus bimaculoides', comúnmente conocido como el pulpo de dos manchas de California.
bbg