El Congreso de Estados Unidos se prepara para adoptar una gran reforma fiscal, a tiempo para cumplir con la promesa del presidente Donald Trump de hacer una gran rebaja de impuestos antes de Navidad, aunque su aplicación se dará en 2018.
Aquí cinco elementos clave para comprender la reforma, presentada como la más ambiciosa desde 1986.
El impuesto federal sobre las sociedades bajará de 35% a 21%. Esa es la parte de la reforma que Donald Trump confía que sirva para impulsar el crecimiento, aunque realmente la mayor parte de las empresas no pagan la tasa completa gracias a las deducciones fiscales.
Es el costo neto de la baja de impuestos para lasfinanzas públicas para el periodo 2018-2027, según una comisión parlamentaria. Se espera que el déficit federal crezca y, según muchos analistas, la reactivación prevista de crecimiento no generará suficiente para compensar totalmente la falta de beneficio fiscal.
La deuda pública federal alcanzará entre 95% y 98% del PIB en 2027, según el Comité por un Presupuesto Responsable, frente a 91% si se mantiene la ley vigente y el 77% actual.
Es la tasa máxima de impuesto sobre la renta. La más baja quedará en 10%, mientras la más alta pasará de 39,6% a 37%, para los ingresos superiores a 600 mil dólares anuales para una pareja casada. En Estados Unidos se retienen los impuestos en la fuente, por lo que el gobierno anunció que la baja de impuestos se reflejará en los salarios desde febrero.
Será el poder de compra adicional para una familia mediana, según el presidente de la Cámara de Representantes y defensor de la reforma, Paul Ryan. Analistas independientes estiman que todos los niveles de ingreso verán bajar sus impuestos en 2018, aunque la mayoría verá cómo se desvanecen esas ventajas en la próxima década, por la inflación y la expiración de algunos artículos.
La baja de impuestos para los particulares llegará a su fin en 2026, porque los legisladores se opusieron a encontrar una fórmula que la hiciera permanente.