El equinoccio de primavera es un evento astronómico de gran relevancia, tanto científicamente como culturalmente. Su nombre proviene de las palabras griegas euqus (igual) y nox (noche), lo que hace referencia a la perfecta duración de la luz solar y la oscuridad.

Durante el equinoccio de primavera, el Sol se alinea con el Ecuador, lo que provoca que ambos hemisferios reciban la misma cantidad de luz. En el hemisferio norte, esto marca el inicio de la primavera y en el hemisferio sur, el comienzo del otoño.

De acuerdo con datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este año el equinoccio ocurrirá el 19 de marzo a las 21:04 horas, hora del Centro de México, donde se encuentra Querétaro. Este evento ha sido históricamente importante para muchas culturas, especialmente para las civilizaciones prehispánicas de México.

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Los mayas, por ejemplo, tenían un vasto conocimiento astronómico y sus estructuras, como la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá, estaban alineadas para marcar los equinoccios. Durante este tiempo, el juego de luces y sombras crea la ilusión de una serpiente descendiendo por las escalinatas de la pirámide, lo que atrae a miles de visitantes cada año.

¿Por qué visitamos sitios arqueológicos durante el equinoccio?

Hace aproximadamente 30 años se difundió la idea de que en los centros ceremoniales prehispánicos tenían el “poder” de cargar de energía a aquellas personas que los visitaban durante el equinoccio. Sin embargo, esta creencia no tiene bases científicas y ha puesto en riesgo el patrimonio arqueológico de los mexicanos.

Finalmente, es importante considerar que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, pondrá en marcha el Operativo Equinoccio de Primavera 2025, del 20 al 23 de marzo, con el fin de garantizar la seguridad tanto de los visitantes como de los trabajadores y monumentos prehispánicos en las zonas arqueológicas del país.

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