Los chicles son para muchas personas la golosina perfecta; sin embargo, su consumo no siempre resulta una experiencia satisfactoria, especialmente cuando son tragados accidentalmente. ¿Alguna vez tu mamá te dijo que si te comes un chicle se te pega en el estómago?
Ante esta creencia, la Clínica Mayo asegura que, aunque el chicle está diseñado para ser masticado y no tragado, su consumo accidental generalmente no interfiere en la salud del organismo.
Esto debido a que si bien es cierto que es imposible digerirlo, el chicle no se queda en el estómago sino que se mueve a través del sistema digestivo y se arroja con el excremento.
“Los chicles son bastante inmunes al proceso digestivo. Probablemente, pasan más lento que la mayoría de los alimentos, pero eventualmente las olas de limpieza en el tracto digestivo los empujarán y saldrán”, dijo a Yale Scientific el gastroenterólogo, David Milov.
En raras ocasiones, agrega la Universidad del Estado de Ohio, tragar grandes cantidades de chicles en poco tiempo puede derivar en la acumulación de una gran masa de sustancia indigesta que quedara atrapada en el sistema digestivo.
Incluso si esta cantidad de chicles se combina con el estreñimiento puede bloquear los intestinos en los niños y, en consecuencia, causar obstrucción intestinal, señala la Clínica Mayo.
Así que, de acuerdo con los especialistas, tragar ocasionalmente un chicle no es perjudicial para la salud pues saldrá del organismo como cualquier otro alimento en no más de siete días.
Sin embargo, no debe convertirse en una práctica recurrente ya que lo ideal es escupirlo y depositarlo en el bote de basura.