El Premio Nobel de Medicina fue este año para los estadounidenses, William G. Kaelin y Gregg L. Semenza, más el británico Peter J. Ratcliffe, tres médicos consagrados a la identificación de la capacidad de adaptación de las células, tanto humanas como de los animales.
Kaelin, nacido en 1957 en Nueva York y especialista en medicina interna y oncología, ejerce en la Universidad de Harvard, ha centrado sus investigaciones en el estudio de los genes supresores en los tumores y en las funciones normales de las proteínas.
Sus estudios se han aplicado a la investigación de nuevas terapias en el ámbito de la oncología, especialmente en del cáncer de riñón y en el desarrollo de esa enfermedad por causas no genéticas o hereditarias.
Semenza, nacido en Nueva York en 1955, es catedrático de pediatría, oncología radioterápica y ciencias de la radiación molecular, química biológica, medicina y oncología.
Está considerado un investigador preeminente de los mecanismos moleculares de la regulación del oxígeno, destaca su descubrimiento innovador de la proteína HIF-1 (factor 1 inducible por hipoxia), que controla los genes en respuesta a los cambios en la disponibilidad de oxígeno.
Sus hallazgos contribuyen ampliamente a entender y tratar problemas de salud por falta de oxígeno como enfermedades de las arterias coronarias o el desarrollo de tumores.
El nefrólogo Ratcliffe, nacido Lancashire en 1954 y adscrito a la Universidad de Oxford, ha logrado establecer que tanto en las células humanas como en la del resto de los animales existe un sistema que mide y canaliza el suministro de oxígeno.
Compagina su trabajo científico con el ejercicio de la medicina clínica, lo que le permite mantener un vínculo activo ante ambas competencias, la investigación y la práctica médica.
El Instituto Karolinska les distingue con el más codiciado galardón internacional del ámbito médico en reconocimiento a unos estudios que permitieron "identificar la maquinaria molecular que regula la actividad de los genes en respuesta a los niveles cambiantes de oxígeno".
Con ello han establecido la base para entender cómo los niveles de oxígeno afectan el metabolismo celular y la función fisiológica, lo que "allana el camino en el desarrollo de nuevas estrategias para combatir la anemia, el cáncer y muchas otras enfermedades", prosigue la explicación del Instituto.
Los tres se repartirán a parte iguales la dotación del premio, que este año asciende a 9 millones de coronas suecas (831.000 euros, 912.000 dólares) y que será entregado como el resto de los Nobel el 10 de diciembre, aniversario de la muerte del fundador, Alfred Nobel.