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En Europa, la fiesta se llevó a cabo con fuertes medidas de seguridad.
En París, a pesar de la llovizna y el viento, cientos de miles de personas se reunieron en los Campos Elíseos para presenciar un espectáculo de música y luces y ver los tradicionales fuegos artificiales del Arco de Triunfo.
Se movilizaron mil 800 miembros de las fuerzas de seguridad y agentes privados en la emblemática avenida, donde los espectadores fueron registrados antes de acceder a la zona.
Cerca de 140 mil policías, gendarmes y soldados fueron movilizados en toda Francia para hacer frente a la amenaza yihadista.
En Londres, más de cin mil personas asistieron a los fuegos artificiales desde las orillas del Támesis. Para respetar la tradición, el Big Ben dio las doce campanadas a medianoche. Pero este año hizo falta reactivar el reloj, detenido por obras.
Aunque la capital británica fue blanco de cuatro atentados en 2017, Scotland Yard indicó haber movilizado a menos policías que el año anterior.
En Moscú, las principales avenidas y plazas fueron decoradas y unos fuegos artificiales iluminaron 36 edificios de la capital rusa.
En Alemania, los organizadores de la fiesta de la San Silvestre en la puerta de Brandeburgo en Berlín previeron, en tiendas médicas de la Cruz Roja, lugares específicos para atender a mujeres víctimas de acoso sexual o que se sientan amenazadas.
La fiesta se lleva a cabo con grandes medidas de seguridad en Turquía, bajo la sombra del trágico recuerdo de la Nochevieja de 2017, cuando un atentado dejó 39 muertos en la discoteca Reina, la más famosa de Estambul.
Las autoridades turcas prohibieron además las concentraciones en la emblemática plaza de Taksim de Estambul y en otros animados barrios.
Los dirigentes aprovecharon sus discursos de felicitación de Año Nuevo para recordar sus prioridades.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres,lanzó "una alerta roja" para el mundo. "Los temores provocados por las armas nucleares no han sido nunca tan fuertes desde el final de la Guerra Fría, (...) el cambio climático es más rápido que nosotros [y] las desigualdades siguen acentuándose", advirtió.
El presidente chino, Xi Jinping, prometió que su país cumpliría con su papel en el mantenimiento del orden internacional y en la lucha contra el cambio climático, y prometió sacar a toda la población de la pobreza en 2020.
El presidente ruso, Vladimir Putin, deseó a sus conciudadanos un "cambio para mejor" en 2018, y agradeció a los rusos que "crean en ellos mismos y en su país".
La canciller alemana Angela Merkel insistió en el refuerzo de la cohesión de la Unión Europea, "la cuestión decisiva" de los próximos años.
El francés, Emmanuel Macron, mostró su determinación en continuar las reformas y pidió a los ciudadanos europeos "diseñar un gran proyecto" para Europa, a la vez que señaló la estrecha colaboración con Alemania como "una condición necesaria para cualquier avance europeo".
En África, los dirigentes hablaron de las perturbaciones en sus países.
El marfileño Alassane Ouattara señaló, tras un año marcado por los motines en el ejército, su voluntad de transformarlo en una fuerza "verdaderamente republicana".
En República Democrática del Congo, el presidente Joseph Kabila pidió "cerrar el paso a todos los que (...) sientan la necesidad de recurrir a la violencia para interrumpir el proceso democrático en marcha (...)". Ocho personas murieron este domingo durante la represión de manifestaciones.
En Nueva York se prevé que dos millones de personas asistan con temperaturas poco habituales de -10º a las celebraciones en Times Square, habrá la mayor presencia policial en años, tras dos recientes ataques aparentemente inspirados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Y en Río de Janeiro, miles de personas se reunirán en la playa de Copacabana para ver los fuegos artificiales. Muchas de ellas vestirán ropa blanca, una tradición para entrar en el Año Nuevo.