Festeja el Año Nuevo Chino con mucho sabor

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La gastronomía mundial no sería lo mismo sin la migración, no solo de personas y tradiciones sino de ingredientes, utensilios de cocina y modos de preparar los alimentos. En nuestro país, la historia del intercambio de productos y sabores con la gastronomía china es larga y antigua: basta mencionar el famoso Galeón de Manila, mejor conocido como la Nao de China, para recordarnos de esa mezcla culinaria que tuvo lugar en poblaciones portuarias del Pacífico mexicano. “Nosotros nos referimos a la cocina chicalense,” nos explica el chef de Chinaloa, Antonio de Livier, “como la comida con la que crecimos en Mexicali porque ahí la cultura gastronómica son: tacos, carne asada y comida china.”

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“Sobre la comida china que ofrecemos, no me refiero a los platillos orientales puros, sino a aquellos que se han tropicalizado en México. Se trata de un estilo particular que toma en cuenta los ingredientes de lacocina oriental y lo que se ha arraigado en el norte del país a lo largo de más de 100 años de influencia,” explica el chef Antonio de Livier sobre su propuesta de cocina chicalense: Chinaloa.

Este restaurante no es para puristas sino para aquellos que están dispuestos al intercambio y mezcla de fronteras en la mesa. “Son platillos de comida china con cambios en ingredientes, con más verduras y sabores que a los mexicanos nos gustan mucho: con soyita, con ese agridulce y picantito, completamente umami en el paladar,” continúa el chef mientras nos muestra su versión de estos platillos: chop suey con un poco de caldo o un chun cun con papada de cerdo y salsa agripicante conviven de la mano con aguachiles y ceviches, la famosa caguamanta y el básico oriental: el arroz frito. “Lo que muchos se esperan al comer comida china son sabores muy golosos y, finalmente, la idea principal es traer una parte del norte,” explica De Livier que, en suma, se trata de una gastronomía de sincretismo y préstamos.

En febrero, tanto en México como en el mundo, la celebración del Año Nuevo chino es una tradición que marca el invierno y, además, es una segunda oportunidad para desear buena fortuna, en este caso, alrededor de la comida. “Hoy creo que mi lugar en el mundo es buscar brindar felicidad a los que vienen a comer. Puede ser una felicidad de un minuto o prolongada: dar una mordida y que regreses a casa feliz,” confiesa el chef. Una visita a esta mesa, sin duda, llenará de gozo al comensal que comparte, departe y busca, al final, un destello de buena fortuna y gozo.