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Arqueólogos y defensores del patrimonio del enclave palestino de la Franja de Gaza han logrado frenar la destrucción de un asentamiento de 5 mil años de antigüedad, pero el futuro de este testimonio excepcional del pasado está en el aire.
Tell es Sakan es un lugar "único", afirma el arqueólogo palestino Moain Sadeq, "quizá la única ciudad cananea fortificada del sur de Palestina", ocupada sin interrupción desde el año 3200 al 2000 antes de Cristo.
Desde su hallazgo fortuito en 1998, los bulldozers mutilaron los perímetros del Tell (un cerro creado artificialmente por las ocupaciones humanas sucesivas), que se remontan a la Edad de Bronce.
Hace unas semanas, unas máquinas destruyeron buena parte de las excavaciones llevadas a cabo en 1999 y 2000 por Sadeq y su colega francés Pierre de Miroschedji. El objetivo: construir edificios destinados a los funcionarios del territorio gobernado por el movimiento islamista Hamas.
Las obras se pararon gracias a la movilización de arqueólogos, de profesores universitarios o de simples amantes de un patrimonio devastado por las guerras, la presión demográfica y la indiferencia.
Pero ¿por cuánto tiempo?, se preguntan, en un territorio castigado por las guerras, la pobreza y el bloqueo de Israel y Egipto.
Es la tercera vez desde 1998 que amputan el lugar, cuenta Sadeq, profesor de la universidad de Catar.
La primera sirvió al menos para revelar la existencia del yacimiento arqueológico. Cuando las excavadoras empezaron a demoler la torre de viviendas en 1998 los arqueólogos localizaron vestigios antiguos y pararon las obras.
Pero los arqueólogos huyeron con la segunda intifada (2000-2005) y las exploraciones se paralizaron.
Tell es Sakan, de 300 metros de diámetro, no llama la atención al profano en medio de un paisaje de dunas.
Pero la arena disimula "un yacimiento muy importante, imponente, con (los vestigios de) fortificaciones, de casas. Es una ciudad, y no una pequeña ciudad", afirma Sadeq.
Estratégicamente situada en la vía comercial costera que une Egipto y la antigua región de Canaán y, más allá, Siria y Mesopotamia, fue testigo de una época en la que se desarrollaron las ciudades.
Los vestigios más antiguos, los restos de viviendas de adobe, la cerámica y los fragmentos de colgantes revelan las relaciones estrechas con Egipto, 1000 años antes de la construcción de las pirámides.
Los propios gazatíes tienen un vínculo especial con Tell es Sakan. Van los viernes, día de descanso semanal. Los niños juegan en la arena, los jóvenes practican motocross. Tienen una vaga idea de lo que significa el lugar, aunque ningún cartel lo recuerde.
Ellos mismos dieron la voz de alarma cuando las palas mecánicas volvieron recientemente, afirma Jean-Baptiste Humbert, director del laboratorio de arqueología de la Escuela bíblica francesa de Jerusalén.
Lo hicieron en las redes sociales y los expertos reaccionaron.
A la vista de las fotografías, Sadeq estima que los daños son "muy, muy importantes". "Las estructuras de las viviendas antiguas, parte de los muros fueron destruidos. El desmonte se llevó por delante los muebles (objetos)", sin que se sepa a dónde, dijo.
Humbert, que contribuyó a parar las obras al final de los años 1990, acudió al emplazamiento en el marco de una misión respaldada por Francia.
Su evaluación y la movilización dieron resultado: las autoridades promotoras del programa inmobiliario aceptaron pararlo, contó a la AFP Jamal Abu Rida, un responsable de los servicios arqueológicos gazatíes.
Los terrenos son propiedad de la Autoridad arqueológica y "nadie tiene el derecho de despojárselos", dijo.
La confrontación de intereses entre arqueólogos y promotores inmobiliarios es frecuente.
"Cuando estamos en el yacimiento, nosotros, los arqueólogos, somos como cazamariposas: 'Ah, lugar extraordinario, 3300 años antes de Cristo, influencia egipcia' y los responsables gazatíes nos miran y dicen: 'Sabe usted, desde la guerra de 2014 hay todavía miles de personas que realojar, ¿qué es más importante?'", resume Humbert.
A Hamas se le acusa de descuidar el pasado y el patrimonio, en particular cuando no es islámico.
"Hay una crisis de la vivienda (...) 2.05 millones de personas en Gaza", aduce Amal Shmalee, una portavoz de la autoridad que lanzó las obras recientes.
Por el momento en Tell es Sakan se pararon, pero "no estoy seguro de que dure", afirma Sadeq, preocupado.