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“Exigimos que de inmediato cese la destrucción de los contenedores de agua y alimentos, mantas y otros suministros de ayuda humanitaria que les brindamos, dentro del margen de la ley, a quienes cruzan la frontera”, es la demanda que la organización No More Deaths/No Más Muertes hace directamente a la Patrulla Fronteriza del sector de Tucson, Arizona.
“No es la primera vez que sucede, pero sí estamos viendo que se está convirtiendo en algo más sistemático bajo este gobierno”, comentó un voluntario de esta organización, quien pidió el anonimato. “Con la llegada de Donald Trump a la presidencia —de Estados Unidos—, estos actos racistas se han incrementado significativamente”, aseguró.
Entre marzo de 2012 y diciembre de 2015 “tenemos registros de que de los aproximadamente 31 mil 500 galones —120 mil litros de agua— que distribuimos por el desierto en contenedores, alrededor de 3 mil 500 galones —14 mil litros— fueron destruidos”, señaló el voluntario, “pero creemos que este 2018 va a ser el peor de todos y quizá los subsiguientes también, en tanto la actitud de Trump no cambie respecto a la inmigración indocumentada, y no esperamos que lo haga”.
En Estados Unidos las dos más importantesorganizaciones de ayuda humanitaria que recorren los desiertos y montañas por donde cruzan quienes buscan comenzar una vida en Estados Unidos, aunque no tengan papeles, son Ángeles de la Frontera (Border Angels) y No More Deaths/No Más Muertes. La primera opera en la región fronteriza de San Diego, California; y la segunda en la región de Tucson, Arizona.
“En esta área del sur de California hemos visto algunos galones de agua destruidos, a veces por animales y a veces por manos humanas; no podemos asegurar si se trata de la Patrulla Fronteriza o rancheros, lo cierto es que sí pasa, aunque considero que en Arizona es más frecuente y más grave el problema”, dijo a EL UNIVERSALEnrique Morones, director y fundador de Ángeles de la Frontera.
Foto: Activistas recorren las zonas desérticas y montañosas por las que cruzan los migrantes para dejarles agua, comida y cobijas, aunque les preocupa que agentes fronterizos u otras personas se lo lleven.
“Las organizaciones que nos dedicamos a esta tarea humanitaria estamos en mucho contacto y hemos platicado sobre el asunto; creo que los agentes fronterizos deben sensibilizarse más sobre el tema porque cada galón de agua destruido puede significar la muerte de una persona y en realidad lo que nosotros hacemos es apoyar la vida de seres humanos que tomaron una decisión personal al cruzar de esa manera”, asegura Morones. “Algunas autoridades señalan nuestra actividad como promotoras de cruces indocumentados, pero no es así; nuestras organizaciones sólo prevén la posibilidad de muerte de seres humanos, una sola vida que se salve ya es mucho para nosotros”.
De acuerdo con un reporte reciente de No More Deaths/No Más Muertes, “los agentes cortan, pisotean, golpean, vierten y confiscan los recipientes de agua” que los grupos de voluntarios van dejando estratégicamente a lo largo de las distintas rutas que usan quienes cruzan la frontera en esas áreas.
“No podemos creer que la Patrulla Fronteriza esté derramando el agua que dejamos para salvar la vida de muchas personas, es sencillamente inhumano”, dice el voluntario de este grupo.
“Las estadísticas de Tucson —en cuanto a la cantidad de galones que distribuyen— son similares a las de San Diego, sólo que nosotros tenemos más montaña que desierto, aunque son montañanas desérticas”, señala el director de Ángeles de la Frontera.
Foto: Los recipientes con agua que organizaciones activas dejan en el desierto para los migrantes son destruidos por la Patrulla Fronteriza.
Familias de voluntarios
“Creo muy necesario recalcar y agradecer la manera en que decenas de voluntarios acuden a los llamados e invitaciones que hacemos cada vez que es necesario, para llevar estos galones de agua a los distintos circuitos que manejamos y caminamos”, dice Enrique Morones.
“Muchos de ellos —voluntarios— llegan con sus hijos menores y les van contando la acción humanitaria que están haciendo y los niños van con un gran entusiasmo, realmente felices, sonriendo, alegres”, describe Morones. “Otra parte emotiva y muchas veces divertida es cuando cada quien escribe los mensajes de aliento y esperanza en los galones que sabemos alguien de los que cruzan va a ver y a leer”, comenta.
Las preocupaciones de quienes llevan a cabo esta labor humanitaria no están sólo en la destrucción de los galones de agua. “La otra parte es también el hostigamiento a quienes ayudamos voluntariamente”, reclama el integrante de No More Deaths/No Más Muertes.
“Han detenido a varios de nosotros en distintas ocasiones, tratan de asustarnos, no estamos haciendo nada fuera de la ley; pero es muy molesto, incómodo que te arresten y te lleven detenido nada más porque ellos quieren mostrar poder”, asegura. “Nos sueltan porque nos tienen que soltar, no hacemos nada malo, pero es muy triste que actúen de esa manera”, concluyó.
De acuerdo con un reporte de la organización, durante 2017, No More Deaths/No Más Muertes distribuyó poco más de 3 mil 500 litros de agua, a través de los llamados senderos migratorios en el sur del desierto de Tucson, cubriendo una área promedio de 4 mil kilómetros cuadrados.
Según cifras oficiales, en los últimos 20 años han fallecido alrededor de 7 mil personas al intentar cruzar hacia Estados Unidos. Algunas organizaciones proinmigrantes, sin embargo, dicen que los muertos podrían ser tres veces más de lo contabilizado por las autoridades.