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Gobierno de AMLO tiembla por amenazas de Donald Trump

Seguridad y migración dominan la relación bilateral, pero mientras México defiende el respeto

Foto: Reuters
01/12/2019 |13:24
Redacción Querétaro
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En su primer año de gobierno, Andrés Manuel López Obrador no ha podido evitar tener que mirar al vecino del norte, Estados Unidos. A pesar de que su promesa política era centrarse en los problemas de México —en parte por esa razón no ha viajado al extranjero en ninguna ocasión, ni para asistir a la Asamblea General de la ONU ni a cumbres multinacionales—, la relación con Washington tiene grandes implicaciones domésticas y el diálogo con la administración Trump ha marcado, y mucho, el devenir de su gobierno.

Con la ratificación del tratado comercial T-MEC todavía en impasse y a la espera de resultados, dos elementos han sido claves para entender la relación binacional: seguridad y migración. Dos temas que López Obrador ya apuntaba como prioridades en la primera carta que envió a Donald Trump, allá a mediados de julio de 2018, recién elegido por el pueblo mexicano.

Trump siempre ha mostrado simpatía por AMLO. Esta misma semana, en la entrevista con el conservador Bill O’Reilly donde anunció que declarará a los cárteles como organizaciones terroristas, reiteró los halagos a su homólogo mexicano: “Me gusta mucho el presidente, me llevo bien con este presidente, mucho mucho más que el anterior, y en teoría este presidente tiene tendencias socialistas, pero creo que es un buen hombre”.

Poco se presagiaba que iba a haber una relación así. Nada queda del López Obrador beligerante que en 2017 lanzaba tuits con veneno hacia Trump. Donde hace dos años se amenazaba con una “denuncia en la ONU contra el gobierno de EU” por discursos xenófobos, ahora se pone “la mano abierta y franca” para el diálogo y la colaboración en un marco de “respeto y amistad”.

“Sospecho que mucha gente en la burocracia [de EU] estaba preparada para una administración más confrontacional, y que estuvieron gratamente sorprendidos por el mantenimiento de la continuidad en temas de seguridad y la conformidad en temas migratorios de AMLO”, dijo a EL UNIVERSAL Jacob Dizard, experto en seguridad del Robert Strauss Center de la Universidad de Texas en Austin, haciendo énfasis en que se trata sólo de una “especulación” de lo que podría haber ocurrido.

AMLO lo dejaba claro en una carta que envió a la Casa Blanca a finales de mayo: “No quiero la confrontación”. A pesar de la presión y las políticas estadounidenses que han condicionado las reacciones en temas de seguridad y migración del gobierno mexicano, López Obrador se ha mantenido firme en su apuesta de no levantar la voz a Wa-shington, al menos no en público.

“[La relación entre Estados Unidos y México en seguridad y migración es] tensa, con mucha incertidumbre, pero no en su peor momento”, comenta a este diario Cecilia Farfán, jefa de programas de investigación en seguridad del Centro de estudios México-EU en la Universidad de California en San Diego. “Me parece que la parte de mayor complejidad son los cambios constantes que hay en política migratoria en EU y la falta de claridad en cómo se implementan, que sin duda impacta a México. Esto hace que México tenga que adaptarse al mismo tiempo que cuida intereses propios”, añade.

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