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LAGOS.- Golpeados. Privados de alimentos. Encadenados. Por segunda vez en un mes, la policía del norte de Nigeria allanó un edificio donde cientos de varones estaban retenidos en condiciones infrahumanas, dijeron las autoridades el martes.
Este edificio se encuentra en la ciudad natal del presidente Muhammadu Buhari, lo que supone una presión mayor para que tome medidas contra la práctica de enviar niños a escuelas regentadas por maestros islámicos en lugar de instituciones convencionales. Con frecuencia se obliga a estos niños a salir a las calles a mendigar.
Más de 300 varones se encontraban en el edificio allanado el lunes en Daura, dijo el vocero de la policía estatal de Katsina, Gambo Isa, a The Associated Press. El asunto salió a la luz cuando varios chicos escaparon el domingo y protestaron contra las torturas.
“Varios de los rescatados fueron enviados al hospital debido a los malos tratos que sufrieron”, dijo Isa. “Algunos no pueden caminar porque estuvieron encadenados durante varios años”.
Se arrestó al dueño del edificio y varias personas más, dijo Isa, y se rescató a 67 niños. Varios grupos salieron en busca de los que habían escapado.
Isa dijo que las familias habían inscrito a varios de los niños para que estudiaran el Corán. A otros que habían sido delincuentes o adictos a las drogas los habían enviado allí para “remodelar su carácter”
.
La policía dijo que el propietario, Bello Mai Almajirai, de 78 años, “está en el negocio desde hace más de 40 años y ahora que se ha vuelto viejo ya no es capaz de dirigir la escuela islámica de rehabilitación”.
El mes pasado, en la ciudad de Kaduna, la policía descubrió en una institución similar a unos 400 chicos y jóvenes con marcas de tortura en el cuerpo.
La oficina del presidente de Nigeria no hizo declaraciones sobre el allanamiento más reciente.