India empezó este sábado la mayor campaña de vacunación contra el coronavirus del planeta, una tarea colosal y compleja en un contexto de miedo sobre la seguridad de la vacuna, una infraestructura tambaleante y el escepticismo público.
El segundo país más poblado del mundo espera vacunar a 300 millones de los 1.300 millones de habitantes para julio, un número casi similar al de toda la población estadounidense.
"¡Me alegró tanto ver mi nombre en la lista!", dijo a la AFP Mohan Ganpat Nikam, de 53 años, guardián en un hospital de Bombay, la capital económica del país.
Los trabajadores sanitarios, los mayores de 50 años y las personas consideradas de alto riesgo, en torno a 30 millones de personas, son los grupos prioritarios para recibir dos vacunas aprobadas, aunque una de ellas todavía no ha completado los ensayos clínicos.
Luego serán vacunadas unas 270 millones de personas mayores de 50 años o particularmente vulnerables.
India ha perdido más de 150.000 personas por el covid-19.
"He visto a gente morir" explicó Santa Roy, trabajador en un hospital de Calcuta (este). "Ahora tenemos una luz de esperanza", añadió.
El plan es arrancar vacunando a 300.000 personas en un día con la primera de las dos dosis necesarias. El primer ministro, Narendra Modi, dio el pistoletazo de salida en Nueva Delhi con una ceremonia retransmitida.
Las autoridades aseguran que las experiencias en organizar elecciones y en campañas de vacunación infantil de la polio y la tuberculosis les servirá para esta ingente inmunización de masas.
En torno a 150.000 trabajadores sanitarios en 700 distritos han sido formados y se han realizado varias pruebas para el transporte de las vacunas.
Las dimensiones del país y la pobreza, unidas a unas redes muy deficitarias de transporte y uno de los sistemas sanitarios con menos recursos, hacen que la tarea sea titánica.
La campaña de vacunación contra el covid-19 será un "enorme desafío", dice Satyajit Rath del Instituto Nacional de Inmunología.
Las dos vacunas aprobadas hasta ahora deben mantenerse en frío todo el tiempo y otras que están en desarrollo también deberán conservarse a temperaturas muy bajas.
Para ello, India cuenta con unas 45.000 heladeras, 41.000 congeladores y 300 refrigeradores de energía solar.
Se necesitarán sobre todo cuando lleguen las altas temperaturas del verano indio.
También preocupan los planes para gestionar todo el proceso mediante la aplicación desarrollada por India, CoWIN, de la que ya hay varias versiones falsas y no siempre las líneas telefónicas funcionan.
Las autoridades también necesitan asegurarse de que la vacuna no termine en el enorme mercado negro de medicamentos del país.
Los contagios han caído en los últimos meses, pero los expertos no descartan una nueva ola debido a las masivas congregaciones en recientes festividades religiosas.
Y al igual que en otros países, existe un gran escepticismo sobre la vacuna, alimentado en parte por el torrente de bulos y rumores sin ninguna base que se difunden en internet sobre el virus.
Por ejemplo, en Facebook y Twitter se han compartido miles de veces mensajes -desmentidos por el servicio de Fact Check de la AFP- que aseguran que ningún vegetariano ha muerto de covid.
Otros acusan a la minoría musulmana de India de propagar deliberadamente el virus con etiquetas como "#CoronaJihad", o que la pandemia es una tapadera para implantar microchips de rastreo.
El 69% de las personas no tienen prisa en vacunarse, según un sondeo reciente con 18.000 personas en todo el país.
"Preferiría esperar y ver cómo funciona con los trabajadores de primera línea que están siendo vacunados primero", dice el empleado de banco Sushma Ali, de 54 años, a la AFP.
La aprobación de la vacuna Covaxin que está desarrollando el gigante indio Bharat Biotech sin haber concluido los ensayos humanos de tercera fase, así como la muerte de un participante en los ensayos, no ha hecho más que erosionar la confianza en la inmunización.
La otra vacuna que ha recibido la luz verde es Covishield, una versión de la que han desarrollado la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford que se fabrica en el Serum Institute de India, el mayor fabricante de vacunas del mundo.
"Creo que todo es muy extraño", dice el ama de casa Prerna Srivastava, de 41 años. "Que los políticos se vacunen primero".