Como si se tratara de un viaje en el tiempo, cientos de turistas asistieron a la Finca Sala Vivé by Freixenet para vivir la experiencia de emprender un recorrido en una carroza, tirada por caballos percherones.
El camino inició por la vereda que lleva a los sembradíos de uvas, y a pesar de no ser temporada de cultivo de la vid, los asistentes apreciaron una vista imperdible a través de las 48 hectáreas con las que cuenta la finca.
Luego del original viaje de una hora que evocó románticos momentos, se realizó una visita a las cavas, para después continuar con una exclusiva cata que fue guíada por una sommelier.
“El objetivo es brindar una experiencia única en el tema del vino, en especial este es uno de los recorridos más amplios; las personas salen contentas”, expresó Mily Cruz, representante de la finca.
La primera cata se realizó a un costado de los viñedos e incluyó una experiencia al paladar con tres vinos de la casa, mismos que fueron maridados con fruta, para después sumergirse a 25 metros de profundidad, donde se encuentra la cava, en donde los asistentes escucharon atentos la explicación del proceso de producción de los vinos.
Para concluir el tour, una nueva cata con vino espumoso y quesos se llevó a cabo. “Se ha quitado el tabú de que solo algunos pueden acercarse al vino, por esta razón todas nuestras visitas son familiares y dedicadas a que aprendan y se enamoren”, concluyó Cruz.
Como si se tratara de un viaje en el tiempo, cientos de turistas asistieron a la Finca Sala Vivé by Freixenet para vivir la experiencia de emprender un recorrido en una carroza, tirada por caballos percherones.
El camino inició por la vereda que lleva a los sembradíos de uvas, y a pesar de no ser temporada de cultivo de la vid, los asistentes apreciaron una vista imperdible a través de las 48 hectáreas con las que cuenta la finca.
Luego del original viaje de una hora que evocó románticos momentos, se realizó una visita a las cavas, para después continuar con una exclusiva cata que fue guíada por una sommelier.
“El objetivo es brindar una experiencia única en el tema del vino, en especial este es uno de los recorridos más amplios; las personas salen contentas”, expresó Mily Cruz, representante de la finca.
La primera cata se realizó a un costado de los viñedos e incluyó una experiencia al paladar con tres vinos de la casa, mismos que fueron maridados con fruta, para después sumergirse a 25 metros de profundidad, donde se encuentra la cava, en donde los asistentes escucharon atentos la explicación del proceso de producción de los vinos.
Para concluir el tour, una nueva cata con vino espumoso y quesos se llevó a cabo. “Se ha quitado el tabú de que solo algunos pueden acercarse al vino, por esta razón todas nuestras visitas son familiares y dedicadas a que aprendan y se enamoren”, concluyó Cruz.