Más Información
Hace cuatro siglos los pescadores que habitaban el sur de nuestro continente notaron que las temperaturas de las aguas se calentaban más de lo normal en ciertos periodos y la pesca disminuía. Este fenómeno aparecía en fechas cercanas a la celebración católica que anuncia el nacimiento de Jesús, así que decidieron nombrarlo El Niño, nombre que fue retomado por los científicos para analizar este ciclo del clima global, cuyo estudio ayudó a identificar mucho tiempo después, en la década de los 80 del siglo pasado, a su “hermana”: La Niña
La Niña abraza en la actualidad a nuestro planeta. El maestro Martín Ibarra, Subgerente de Monitoreo Atmosférico Ambiental del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) asegura que La Niña forma parte de un fenómeno más amplio conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS o ENSO, según sus siglas en inglés) que es un fenómeno que puede tener una periodicidad de entre dos y siete años. “Es un fenómeno climático que forman parte de las oscilaciones atmosféricas a nivel global, son patrones que se presentan en la Tierra de tres formas: El Niño, una fase neutra y La Niña”.
Ibarra explica que cuando se presentan estos patrones de variaciones de circulación atmosférica y oceánica en la región ecuatorial, los vientos que continuamente están circulando en esa región, los llamados alisios o vientos del este, disminuyen y esto favorece el calentamiento de las aguas en un promedio superior al normal. La Niña es el evento contrario, pues la temperatura de la superficie del mar en las regiones ecuatoriales son negativas, no se elevan, sino las cifras se ubican por debajo del promedio.
“Lo que pasa en las actuales circunstancias con los vientos es que estos se vuelven más intensos y eso favorece que las aguas oceánicas sean más frías de lo normal. La transición entre estos dos fenómenos es lo que se conoce como periodos neutros”. Aunque El Niño es generalmente seguido por La Niña al año siguiente (como sucede ahora), esto no ocurre siempre, particularmente si El Niño se presentó intenso.
Los pronósticos
El Programa Mundial de Investigación Climática de la Organización Meteorológica Mundial a través del Programa de Océanos Tropicales y la Atmósfera se encarga de monitorear el Océano Pacífico con registros puntuales para ser compartidos a todo el mundo. Además de la red satelital, algunos de los instrumentos que se utilizan son boyas fijas, boyas a la deriva, mareógrafos y batitermógrafos. Los instrumentos científicos ayudan a generan información para conocer las condiciones climáticas y alimentar los modelos para la predicción del futuro comportamiento y características de La Niña.
Con el paso del tiempo, los científicos han podido observar algunas características más específicas a nivel regional bajo el influjo de ENSO, por ejemplo en EU tanto El Niño como La Niña parecen tener un efecto sobre la actividad de los tornados. Según explican expertos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), agencia científica del Departamento de Comercio de EU, la posición de las corrientes en chorro de los vientos ayuda a determinar las regiones más propensas a experimentar torna dos. Durante El Niño, este tipo de corriente está orientada de oeste a este a través de la parte sur de los Estados Unidos. Así, esta región se convierte también en más susceptible a los brotes de tormentas durante el invierno. Por el contrario, durante La Niña, la corriente en chorro y las tormentas suelen ser más al norte.
Cada que llega La Niña hay un capítulo nuevo en cada región, sin embargo algunas características son muy similares, pues generalmente provoca precipitaciones en el este de Australia, Indonesia, Filipinas, Tailandia y el sureste de Asia, así como en el noreste del Brasil, Colombia y en otras zonas septentrionales de América del Sur. Mientras tanto otros países más al centro y norte del continente suelen presentar precipitaciones inferiores a su promedio.
Generalmente un indicador para medir la presencia de estos fenómenos es la temperatura del mar en este margen ecuatorial, pues cuando las anomalías están por arriba de 0.5 grados Celsius es que tenemos a El Niño, pero cuando las diferencias en el promedio de la temperatura están por debajo de 0.5 grados Celsius es que se identifica el fenómeno de La Niña. “Actualmente los valores están entre 0.5 y 0.9 por debajo de la media, así que estamos en una fase de La Niña débil, es decir tenemos temperaturas en el océano ligeramente por debajo de lo comúnmente registrado en la región”. Lo que les están diciendo los modelos de pronóstico a los expertos es que la situación probablemente se mantenga de débil a moderada hasta la primavera.
Periodos acentuados
Entre 9 y 12 meses duran los episodios de El Niño y La Niña; 33 meses es el récord histórico de duración de un ciclo de esta última. El especialista señala que de acuerdo a la información que se recaba históricamente de cómo se comporta este fenómeno en territorio nacional, se sabe que en general se manifiestan como periodos más secos, más cálidos. En general La Niña se presenta con un invierno seco y con temperaturas por arriba del promedio, pero también, tal como se ha visto recientemente, pueden ocurrir periodos muy fríos con heladas severas pero con un retorno rápido a un ambiente muy cálido. Derivado de la condición seca del aire se percibe un enfriamiento significativo durante las noches y madrugadas con rápido calentamiento durante el día.
“Lo que se ha asociado como condición media es una menor incidencia de frentes fríos, de tormentas invernales; pero tampoco se trata de recetas de cocina, existen variaciones que pueden cambiar el panorama”, señala y agrega que algo que es muy importante tomar en cuenta al respecto para las apreciaciones son las diferencias de los estudios climatológicos y meteorológicos. El maestro Martín Ibarra refiere que los últimos nos hablan de la cuestión inmediata, de lo que sucederá el día de mañana, mientras que la climatología abarca periodos más largos, hasta de un mes. Son escalas complementarias para el estudio de los patrones.
Según explica el especialista del SMN, La Niña también se puede reflejar en nuestro territorio con un déficit de lluvia. En el territorio nacional también ocurren comúnmente lluvias invernales, pero lo que vemos actualmente es un déficit en ese patrón invernal. A principios de este mes la ONU anunció que este año el fenómeno climático de La Niña podría afectar a varios países por lo que la organización busca anticiparse con la preparación de sistemas de respuesta en previsión, pues el ENSO tiende a volver más extremos los fenómenos naturales. Entre 2015 y 2016 un centenar de países fueron afectados por el fenómeno que causó severas sequías, especialmente en África del Este.
Para saber si este ciclo llevaría a una condición de sequía en nuestro país, el experto señala que aún habría que esperar a ver cómo se van comportando los patrones climáticos y tampoco descartar que cuando los vientos alisios en el Atlántico se debilitan favorecen los veranos lluviosos en el país.
“En este sentido la CONAGUA cruza información con los sectores que podrían resultar afectados por el fenómeno como es el caso del agrícola y de protección civil. Esta información les ayuda en la toma de decisiones”. Agrega que lo que se ha observado durante los dos años anteriores en México es que han sido más cálidos, lo que los empatan con los datos a escala global. Esto podría referirse a un calentamiento global que impacta de diversas formas a nivel regional, pero también es probable que este calentamiento de la Tierra afecte de manera particular a El Niño y La Niña con los eventos climáticos extremos que provocan.
Para expertos del NOAA hay muchas maneras en que el calentamiento global podría afectar la frecuencia e intensidad del Niño / La Niña, pero los científicos actualmente no pueden determinar con exactitud cómo un mundo más cálido afecta al ENSO; los expertos saben, sin embargo, que este mismo tipo de fenómenos ha estado ocurriendo durante miles de años y continuará en el futuro por lo que las estrategias de prevención son básicas durante el seguimiento y estudio de estos ciclos.